La Biblia dice en Proverbios 22:22-23

No robes al pobre, porque es pobre, ni quebrantes en la puerta al afligido; 23 Porque Jehová juzgará la causa de ellos, y despojará el alma de aquellos que los despojaren.

Introducción

El primer desafío ético que lanzan los sabios de Israel tiene que ver con los pobres. La palabra pobre que usa la versión Reina Valera 1960 en este texto del verso veintidós tiene una rica y amplia gama de traducciones en el Antiguo Testamento y es necesario comprender para entender la amplitud de concepto.

En el grupo de los pobres, en Proverbios, se engloba al mísero, al afligido, al humilde, al pequeño, al pobre, al necesitado, al carente. En un sentido amplio, se podría denominar así a todo el que carece de plenos derechos en Israel o se encuentra en situación de desprotección: el extranjero, el huérfano y la viuda.

Es decir, cuando se habla del pobre, el afligido, el menesteroso se habla de la misma persona. Se trata de aquellos seres que por diversas circunstancias han quedado socialmente marginados y carecen de los medios suficientes para hacer frente a las necesidades materiales.

El desafío que lanzan los sabios tiene relación entonces con el tipo de trato que dispensamos a esta clase de personas. La palabra robar que usa el proverbista en el versos veintidós tiene diferentes traducciones que cito enseguida: No abuses, no uses de prepotencia, no despojes, no le quites sus cosas, no explotes y no perjudiques.

Todas estas expresiones tienen la clara intención de hacernos notar el interés que Dios tiene para hacernos comprender que ante los necesitados, pobres y menesterosos debemos actuar de manera justa y compasiva y no aprovecharnos de ningún modo de su condición y abusar de ellos.

En las palabras del proverbista se nota con toda claridad un llamado a tratar con deferencia a quienes la vida ha puesto en una condición de debilidad. Se trata de una exhortación para evitar a toda costa de sobrepasarnos con quienes no tiene la fuerza para defenderse y aprovecharnos de esa condición.

En estos versos podemos ver claramente que hay dos ordenes expresas acerca de nuestro trato con las personas con necesidad: la primera que la versión Reina Valera 1960 ha traducido como “no robes al pobre por se pobre” tiene como punto de referencia que no se debe atentar contra ellos al ver su condición.

Es evidente que siempre han existido personas que han abusado de la necesidad de las personas. Esa es una actitud que se debe evitar. A juicio de los sabios de Israel maltratar a un necesitado, pobre o afligido es una grave equivocación por las razones que hoy meditaremos.

La segunda orden es “no quebrantar en la puerta al afligido”, esta frase también tiene otras muchas traducciones que a continuación enuncio: “no oprimas ante los jueces al indefenso”, “no atropelles al humilde en el tribunal”, “no condenes a un desdichado”, “no humilles al menesteroso a la entrada” y “no aplastes al afligido en la puerta”.

Como podemos apreciar de nueva cuenta la palabra “afligido” se utiliza también como menesteroso, indefenso o humilde. De hecho hay tres palabras en hebreo que se usan para referirse a las personas que son débiles o carecen de los necesario para subsistir y son ani, dal y ebyon. Esas tres palabras Proverbios la utiliza veintitres veces.

Por ejemplo Proverbios 14: 21 dice: “Peca el que menosprecia a su prójimo; más el que tiene misericordia de los pobres es bienaventurado.” Aquí la palabra que se usa es ani, que la versión Reina Valera 1960 traduce como afligido.

En 10:15 encontramos el siguiente verso: “Las riquezas del rico son su ciudad fortificada; y el desmayo de los pobres su pobreza.”

En 14:31 Proverbios dice: “El que oprime al pobre afrenta a su Hacedor; mas el que tiene misericordia del pobre, lo honra”.

En 19:17 dice así: “A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar.”

En todos estos texto se usa la palabra dal.

En Proverbios 30:14 encontramos el siguiente texto: “Hay generación cuyos dientes son espadas, y sus muelas cuchillos, para devorar a los pobres de la tierra, y a los menesterosos de entre los hombres.” Aquí la palabra usada para menesterosos es ebyion.

Es evidente que hablamos de una clase de personas con necesidades profundas, incapaces de enfrentar adversidades y adversarios y que al contrario Dios premia a aquellos que hacen por ellos y en consecuencia despliega toda su ira y enfado con quienes los maltratan y hace con ellos dos cosas que veremos en este estudio.

Treinta desafíos éticos dichos por los sabios
El desafío de no dañar a los necesitados
A. Porque Dios juzga la causa de ellos
B. Porque Dios quebranta a los que los dañan

Los pobres, afligidos, humildes, necesitados, menesterosos y pequeños gozan del favor de Dios. La razón es porque su corazón se mantiene firme ante Dios a pesar de su condición social y porque están en esa condición pese a los esfuerzos que hacen para tener los insumos básicos para sobrevivir.

A. Porque Dios juzga la causa de ellos

La versión Reina Valera lanza la primera advertencia contra aquellos que en lugar de ayudar los necesitados se aprovechan de ellos y dice: “Jehová juzgará la causa de ellos”. Esta frase es traducida de la siguiente manera: “Porque el Señor defenderá su causa”, “pues el Señor saldrá en su defensa” y “se pondrá de su lado”.

Nos queda claro que la frase que usa el proverbista significa que Dios defiende a esta clase de personas. El sentido que tiene la frase también es el de un litigio donde hay un acusador, un acusado y un juez. En esta controversia o pleito Dios tiene decidido de que lado estar y se pondrá del lado del pobre.

Pelear contra Dios es absolutamente insensato y tonto porque nunca le podremos ganar. En cuanto una persona hace daño a un menesteroso o pobre de inmediato Dios abraza la causa del necesitado y la persona que atenta contra él se verá frente a frente con Dios y por supuesto que resultará vencido.

La frase nos hace o debe hacer reflexionar sobre un hecho fundamental al pobre no se le puede dañar porque Dios saldrá a defenderlo y castigará seriamente a quien pretenda abusar o pasarse de listo con ellos. Se trata de una clara advertencia para evitar confrontarse con el Señor.

B. Porque Dios quebranta a los que los dañan

El precio de dañar a los necesitados es muy alto según se aprecia en las palabras que el proverbista ha dejado registrado para nosotros: quien se atreva a dañar a los necesitados perderá la vida. Ese el sentido del término quebrantar: quiere decir morir, perder la vida o dejar de existir.

De hecho otras versiones distintas a la Reina Valera 1960 traducen esta frase así: “Quitará la vida de sus opresores”, “quitará la vida a quienes lo hayan despojado”, “oprimirá a quienes los opriman”, “despojará el alma a quienes lo despojaren”, “se hará el opresor de sus opresores”, “les quitará la vida a los que los explotan”.
También otras versiones vierten así esta frase: “retribuye el fraude hecho a sus vidas”, “quitará la vida a los que la quitan a otros”.

Es evidente que estamos ante una fuerte advertencia que debe servirnos para no sobrepasarnos con los necesitados. Se nos puede ir la vida si atentamos contra ellos, nos hacemos enemigos del Creador cuando se lucra con su necesidad, cuando se extralimita uno contra ellos.

Los dichos de los sabios nos llaman a tener cordura frente a esa clase de personas que la vida los ha puesto contra la pared, aquellos que viven al día no por su gusto, sino porque a pesar de sus grandes esfuerzos, sencillamente sus condiciones no pueden cambiar ni modificar.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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