Dice la Biblia en Joel 2:15

Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad a asamblea. 

En los días de profeta Joel cayó sobre Jerusalén una plaga de langostas que destruyó todos los cultivos que servían de alimento al pueblo. Fue devastadora porque las langostas estuvieran acompañadas de otras especies de insectos que el profeta llama saltón y revoltón que consumaron una de las peores crisis alimentarias de la capital de Israel. 

Los efectos se sintieron en todos los hogares judíos que sufrieron la falta de trigo, aceite, vino porque los trigales, las higueras y los viñedos quedaron sin ningún fruto, pero además el ganado comenzó a sufrir la fala de pastizales para pastar porque la plaga de insectos consumió hasta el alimento de vacas, bueyes y ovejas. 

La crisis alimentaria fue de grandes proporciones y Joel utiliza los sucesos para llamar la atención del pueblo que ha olvidado a Dios y vive solo para sí sin considerar que solo Dios puede ayudarlos en ese momentos y que en realidad la impactante escasez alimentaria solo es un anticipo de lo que sucederá en el futuro si no se arrepienten. 

Por eso el profeta pide que se toque trompeta en Sion. La palabra trompeta procede de la expresión hebrea “shofar” y los judíos entendían bien el sentido con que la estaba usando Joel. El shofar tenía diferentes usos entre los hebreos. Servía para convocarlos a reuniones y asambleas, pero también se utilizaba también como alarma para alistarse.

Y ese es el sentido con que la usa el profeta. Quiere que sus compatriotas comprendan que están en gran peligro. Que comprendan que lo que está sucediendo es solo un advertencia de algo peor que puede llegar a su vida por haberse olvidado de Dios y por vivir bajo sus propios criterios. 

La voz de Joel es una voz de alarma ante el grave riesgo en que está toda la nación. Es una especie de atalaya que grita la exposición en la que se encuentran sus coterráneos, una especie de alerta sísmica o de sunami para que todos se resguarden y protejan acercándose al Señor y buscándole de todo corazón con ayuno. 

Cuán necesarias son esas voces. Es urgente tener a esa clase de personas que nos adviertan el peligro que no alcanzamos a ver. Pero sobre todo atender esos llamados con el fin de salvaguardar nuestra vida. La consternación por la devastadora plaga de langostas era apenas una “probadita” de lo que vendría. 

No hay nada mas necio en esta vida que un llamado de alerta que nadie atienda. Desoír una advertencia de un hombre puede costarnos la vida, pero no atender la palabra de Dios nos puede costar la vida eterna. 

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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