La Biblia dice en Proverbios 15:17

“Más vale comer verduras con amor, que carne de res con odio.”

Nada es más valioso en esta vida que vivir en un ambiente amoroso porque es vivir con calidez, porque se disfruta todo, aunque sea insignificante lo que se tenga o sea inmensamente grande lo que se carezca. La atmósfera del amor propicia siempre mejores personas.

Al contrario un espacio lleno de odio provoca un ambiente tenso y aunque se tenga lo mejor de la vida o abundancia material será imposible disfrutarlo porque el aborrecimiento lo único que genera son seres infelices, incapaces de disfrutar lo que materialmente tienen, aunque sea mucho.

Salomón nos habla de eso a través de un ejemplo muy sencillo:

Los seres humanos somos carnívoros. Una buena carne asada nadie la desprecia. En todas las culturas consumir cortes de carnero, oveja o res, y aun de puerco, es una costumbre ancestral que deleita el paladar. Por supuesto que hay su excepciones y hay personas que omiten de su dieta este tipo de comestibles.

Y es que para mucho la dieta vegetariana resulta un suplicio difícil de aceptar y llevar a cabo. Por cada cien carnívoros, me atrevo a pensar, hay un pequeño y reducido número de personas que solo consumen vegetales. Esa es una verdad irrebatible. Verdad que sirve a Salomón para el proverbio que hoy meditamos.

El rey sabio de Israel como se le conoce a Salomón hace justamente el contraste entre comida vegetariana con el consumo de carne para hablarnos del amor y el odio que puede experimentar una persona.

Es una diferenciación para hacernos notar que el aborrecimiento hace que nada se disfrute, aún cuando sea mucho lo que se posea. En sentido contrario un ambiente de amor y sus derivados como la comprensión, el dialogo y el respeto hace posible una vida colmada de alegrías, si bien con escasez material, pero siempre con gran contentamiento.

La diferencia entre tener y no tener, entre disfrutar y no disfrutar lo que se tiene o no se tiene, básicamente esta en la decisión de vivir entre el amor o entre el odio.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

Deja tu comentario