La Biblia dice en Oseas 6:3
“¡Esforcémonos por conocer al Señor¡ El Señor vendrá a nosotros, tan cierto como que sale el sol, tan cierto como la lluvia riega la tierra en otoño y primavera.”
La versión de la Biblia Hebrea traduce este verso así: “Y conozcamos, conozcamos con ansias al Eterno. Su salida es tan segura como la mañana, y vendrá a nosotros como la lluvia, la última lluvia que regó la tierra.”
La idea principal de este texto que hoy meditamos es que conozcamos al Señor. Mientras la versión Dios Habla Hoy expresa que lo debemos hacer esforzándonos, la versión hebrea lo hace de tal forma que lo vuelve una necesidad porque refuerza la expresión “conozcamos” y lo adjetiva para decirnos que tenemos que hacerlo con ansias.
La palabra conocer es utilizada por Oseas catorce veces. Procede de la raíz hebrea “yada” y es rica en significados todo relacionados con aprender o saber. Se traduce como percibir, distinguir, discernir. Es una palabra que denota una clase de conocimiento por experiencia personal. Es una clase de conocimiento que lleva a una certeza y una convicción.
De esa forma es como Oseas quiere que conozcamos al Señor y que lo hagamos con tal determinación que nos veamos ansiosos cada día por saber más del Señor de tal manera que nuestra vida se transforme al saber quien es el Señor y todas las maravillas que hace y puede hacer en nuestra vida.
A quienes buscan conocer a Dios de esta forma tienen garantizado conocerlo como segura es la salida del sol cada mañana y como es segura tan bien la lluvia que riega la tierra. En otras palabras el profeta quiere que nosotros tengamos entendido que si ansiamos conocer a Dios, él se revelará a nuestras vidas.
La clave para que Dios se muestre a nuestras vidas es vivir ansiosamente por conocerlo, pero no desde un punto de vista estrictamente teórico o intelectual, sino de una manera personal, experimental porque de esa forma nuestra vida toma un estilo o un camino distinto al que llevamos cuando no lo conocemos.
No hay mejor conocimiento en este mundo que aprender sobre Dios. A través de su palabra sabremos quién es y qué hace y a través de la oración podemos acercarnos a su presencia para conocerlo en la intimidad. De hecho Dios se quiere revelar personalmente a cada uno de nosotros. Lo hará cuando vea que ansiamos conocerlo.
La palabra “ansia” que usa el profeta procede de la raíz hebrea “radaf” que se traduce como perseguir o ir rápidamente detrás de alguien. Lo que quiere decir que debemos apurarnos siempre en conocer al Señor. Eso llenará nuestras vidas y nos dará una inmensa paz.