La Biblia dice en Romanos 1:22

“Dicen que son sabios, pero son tontos.”

Así define el apóstol Pablo la lamentable condición moral de los hombres en esta tierra y a lo largo de uno quince versículos explica porque dice que los hombres arrogantemente se sienten sabios, pero en realidad son necios, tontos o estúpidos, una definición extremadamente dura contra la humanidad en general.

La primera razón que esgrime Pablo para señalar la deplorable condición humana es que optan por adorar a la creaturas antes que al Creador. Los cielos expresan, por ejemplo, la gloria del Dios que creó todas las cosas, pero los hombres deciden adorar al sol, la luna o las estrellas cuando en realidad son creaturas que muestra la magnificencia de su Creador.

Y los hombres y las mujeres así se conducen: prefieren adorar algo creado, antes que bendecir a quien lo creó. La teoría de la evolución es precisamente el mejor ejemplo de esta grave equivocación. Para muchos científicos resulta más sencillo decir que en algún momento, el hombre mutó de chimpancé a homo sapiens que aceptar que Dios formó al hombre del barro.

Los hombres de ciencia sostienen teorías, nunca afirmaciones, sobre la creación del universo. La teoría del Big Ban es justamente eso, una teoría, porque nadie estuvo allí y es una especulación que mucho aceptan con una fe ciega, pero critican a quienes afirman sencillamente que el universo fue hecho de lo que no se veía.

Y así podemos citar uno y otro pensamiento humano que esgrimiendo y blandiendo a la ciencia como autora, desestiman cualquier postulado de la Escritura, aun cuando tanto para uno como para otro se necesite fe para aceptar lo que resulta complicado comprobar, pero al postularse como conocimiento científico entonces, según ellos, se debe aceptar.

Sí, Pablo no se equivocó cuando escribió hace unos dos mil años que los hombres se pensaron sabios, pero en realidad mostraban una espectacular necedad, al grado de negar hechos incontrovertibles solo porque conllevan rasgos o coincidencias con lo que señala la revelación divina.

Piensan, equivocadamente, que la fe esta reñida con la razón, cuando en la Biblia encontramos que Dios espera de nosotros un servicio que involucre todo nuestro ser, incluido nuestro raciocinio, pero los hombres se creen sabios, aunque en realidad son necios porque se deshacen de la fe para quedarse solamente con su razón.

Y Dios siempre ha jugado con esa arrogancia humana. Por ejemplo envió a su Hijo y nació en un pesebre. Debía, según dicta la sensatez humana, haber nacido en un lugar más adecuado, pero el Señor determinó que así fuera. Dios despedaza la sabiduría humana para enseñarnos que él es más sabio y sin medida.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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