La Biblia dice en Deuteronomio 28:28
“También te herirá con la locura, la ceguera y el temblor del corazón.”
El pueblo de Israel posee las más ricas bendiciones si obedece al Señor como enemigos derrotados sin arma alguna, riqueza material amplia, tranquilidad absoluta en su territorio entre otras muchas, pero también tiene consignados terribles castigos si su corazón se rebela y le da la espalda al Señor.
Moisés les enseñó a los judíos de una manera clara y contundente los beneficios que trae consigo sujetarse la voluntad del Señor: dicha suprema, alegría sin igual y un disfrute total de la existencia sobre esta tierra, pero también las graves consecuencias de vivir alejados, distanciados y en franco desacato a las órdenes de su Creador.
En el verso que hoy meditamos están enunciados tres graves males que vendrían a la vida de quienes en lugar de optar por el temor al Señor decidieron ignorarlo, e incluso luchar contra él: locura, ceguera y el temblor del corazón, como señala la Biblia hebrea al traducir al español este versículo.
La Biblia Traducción al Lenguaje Actual lo vierte de la siguiente manera: Muchos de ustedes se volverán locos, y otros se quedarán ciegos. Todos en Israel estarán tan confundidos que no sabrán que hacer ni a donde ir. La versión Traducción Viviente lo hace así: El Señor te castigará con locura, ceguera y pánico.
Es interesante notar que son tres enfermedades sumamente graves dos mentales y una física. La locura y el pánico, temblor del corazón, turbación de espíritu o confusión y la ceguera. Lo que nos demuestra que con Dios no se juega, ni tampoco se le provoca porque en un instante puede trastocar el cerebro y hacer perder la razón.
La locura es el grado más elevado de una enfermedad mental, pero junto a ella se encuentra la paranoia que nos lleva al pánico que es un miedo o temor sin control, nacidos de una equivocada percepción de la realidad. La afectación del cerebro en ambos casos coloca a la persona en una penosa, triste y lamentable condición.
Y entre estos dos males coloca a la ceguera que es la perdida de uno de los sentidos más básicos para vivir en este mundo, la razón por la que Moisés las colocó juntas básicamente puede ser por lo devastadoras que resultan las tres para una vida con dignidad y decoro y también porque ubica a la persona en un permanente estado de necesidad.
Dios no se mide a la hora de bendecirnos cuando le obedecemos. No llena de bienes cuando lo ponemos como la razón de nuestra vida, pero en el mismo nivel, con la misma fuerza y con la misma determinación nos castiga cuando nos obstinamos en profanar su bendito nombre don acciones que son verdaderamente aterradoras.