La Biblia dice en Proverbios 2:3
“Pide con todas tus fuerzas inteligencia y buen juicio.”
El hombre es un ser que enfrenta diariamente dilemas, encrucijadas, disyuntivas que lo ponen en situaciones donde tiene que tomar decisiones. Esas decisiones pueden llevarlo a la paz y tranquilidad o conducirlo a la inquietud, la intranquilidad y por ello necesita urgentemente capacidades y dotes de inteligencia y buen juicio.
Esa es la razón primordial por la que el autor de los Proverbios invita, exhorta y llama a los lectores de la sabiduría hebrea a pedir con todas sus fuerzas tanto inteligencia como buen juicio. En algunas versiones donde dice “pedir con todas las fuerzas”, traduce como pide a gritos o clama a la inteligencia y da voces a la prudencia.
La idea no es la de gritonear o alzar la voz de manera irrespetuosa, sino de invocar con fuerza y con mucha firmeza a Dios con tal determinación para obtener o lograr alcanzar dos virtudes valiosísimas para la vida: inteligencia y buen juicio. Algunas versiones traducen estas dos expresiones como inteligencia y entendimiento, inteligencia y prudencia.
También como inteligencia y razón o inteligencia y sabiduría, lo que nos ayuda a comprender que los seres humanos requerimos tanto inteligencia como entendimiento, razón, prudencia y sabiduría para la vida diaria. Evidentemente Salomón no se está refiriendo a la inteligencia para las matemáticas o la historia.
Lo que está pidiendo es que tengamos esa clase de inteligencia que nos permita distinguir perfectamente que nos conviene más a la hora de decidir, por ejemplo, qué decir, cómo contestar, cuándo quedarnos callados, cuándo no asistir a tal o cual lugar, qué tipo de amistades frecuentar. Esa es la clase de inteligencia por la que debemos alzar nuestra voz.
Pero también debemos clamar para aprender la prudencia, esa virtud que nos dota de capacidad de vivir siempre de acuerdo a la sensatez, la razón y el entendimiento. La prudencia nos ayuda a no poner en riesgo nuestra fama pública, nuestros recursos, ni nuestra tranquilidad.
Salomón quiere que nos presentemos ante Dios y le supliquemos, roguemos e insistamos para que nos dote de ambas capacidades a fin de vivir sin sobresaltos o sin conflictos por la falta de inteligencia y prudencia y caigamos en una senda que en lugar de llevarnos a la vida nos conduzca a la destrucción.
Los seres humanos requerimos con urgencia de este par de virtudes que nos ayudarán grandemente a pasar nuestra existencia en esta tierra con el menor número de los conflictos posibles.