La Biblia dice en Romanos 8: 18
“Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.”
Pablo escribe a los cristianos de la ciudad de Roma para animarlos a permanecer fieles al Señor en medio de una fuerte oposición del gobierno imperial, de la cultura pagana que tenía esa ciudad y el desgaste propio de la lucha contra el pecado, recordando que al final de este camino hay una promesa de vida y gloria eterna.
De este verso que hoy meditamos recojo dos palabras fundamentales para entender que les estaba diciendo Pablo. En primer lugar cuando les dice que “tiene por cierto” lo que en realidad les está afirmando no es un sentimiento, tampoco una emoción porque ambas situaciones generalmente son efímeras y temporales.
La frase “tengo por cierto” procede de una sola palabra griega que “logizomai” que literalmente se traduce como “razonar para llegar a una conclusión lógica”. Tener por cierto quiere decir, entonces, una certeza, una seguridad y una convicción de un asunto o tema que se ha pensado y pensado, se ha razonado y luego de un tiempo de análisis serio y formal se ha llegado a esa conclusión.
Pablo nos esta diciendo, entonces, que es incomparable la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse, frente a los sufrimientos, dificultades y adversidades que enfrentamos en tiempo presente. Él no tiene ninguna duda y quiere que nosotros no tengamos ninguna duda del destino que nos depara nuestra fe en Cristo Jesús.
Los creyente romanos sabían perfectamente el significado de la palabra gloria. Esta es la segunda palabra que quiero compartirles. Debemos recordar que cada que un general salía a la guerra luchaba siempre “por la gloria de Roma”. La gloria era un estado de grandeza, reconocimiento, poder, fuerza y sobre todo victoria sobre los enemigos.
La palabra griega que usa Pablo para gloria es “doxa” que a veces se traduce como alabanza, honor y gloria. El sentido en que la aplica aquí es honor. Los creyentes de su tiempo se sentía avergonzados de su fe y no deberían de sentirlo porque el futuro les daría el honor que para los romanos era tan fundamental socialmente.
Las dificultades y problemas que llegan a nuestra vida nos hacen ver como seres inferiores a quien nadie quiere seguir, pero debemos tener la certeza y la seguridad de que eso es momentáneo, en realidad nos espera un lugar de honor, alto y superior al lado del que sufrió más que nosotros y ahora esta sentado a la diestra del Padre.
Pablo estaba completamente seguro. No era una emoción o sentimiento, sino la convicción de un hombre que sufrió por la fe hasta el último instante de su vida.