La Biblia dice en 2º Libro de Reyes 23: 25
“No hubo otro rey antes de él, que se convirtiese a Jehová de todo corazón, de toda su alma y de todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni después de él nació otro igual.”
¿Qué fue lo que hizo el monarca Josías para que la Escritura lo elogiara de esa manera? Barrió con la idolatría que se habían instalado y normalizado en Jerusalén. Los judíos llegaron a tal desviación espiritual que el propio templo fue profanado con ídolos y toda la ciudad se convirtió en un espacio donde se concentraron toda clase de dioses paganos.
En el capítulo veintitrés encontramos mencionados a los siguientes ídolos a los que los hebreos ofrecían sacrificios: Baal y Asera que tenían utensilios en el propio templo, incluso junto con ellos adoraban a todo el ejército de los cielos, pero también quemaban incienso al sol, la luna y a los signos del zodiaco.
Por si no fuera suficiente en el recinto sagrado había lugares de prostitución idolátrica en los que las mujeres cuando no tenían actividad tejían tiendas para Asera. También Josías destruyó el altar de Moloc, una divinidad cananea que exigía a sus adoradores ofrecer a sus hijos en el fuego que estaba instalado en el lugar.
Algunos de sus antecesores habían construido tanto el palacio de los reyes como en los atrios de la casa del Señor altares de Baal y Asera y también los derribó sin dejar ni uno solo en pie. Josías se llenó de celo santo al encontrar un volumen de la palabra de Dios durante una remoción que se hacía en el templo de Dios.
Pero también destruyó altares de Astoret, ídolo abominable de los sidonios, Quemos, deidad profana de Moab y Milcom, ídolo abominable de los amonitas. Mató a todos los sacerdotes de estos dioses paganos y finalmente barrió a los encantadores, adivinos e incluso a los ídolos familiares que pululaban en Jerusalén.
La conversión a Dios por parte del rey Josías fue clara y radical. No dejó un solo altar pagano que no fuera destruido. Los judíos que conocían perfectamente la ley del Señor, habían infestado la santa ciudad de Jerusalén de dioses abominables y los habían introducido sin empacho hasta el templo de Jerusalén.
Josías será recordado siempre como el varón que combatió frontalmente la idolatría y nos deja un gran ejemplo de que una conversión genuina al Dios de los cielos tiene como principal característica un compromiso con Dios y un rechazo absoluto a toda idolatría que provoque a Dios.
Josías es ejemplo de la forma en que uno debe convertirse al Señor y el sentido de amar a Dios con todo el corazón, toda el alma y todas las fuerzas.