La Biblia dice en Marcos 9:40

El que no está contra nosotros, está a nuestro favor.

Los discípulos quedaron muy sorprendidos cuando descubrieron un hombre que en el nombre de Cristo expulsaba demonios. No era apóstol, ni tampoco era de los seguidores del Señor y con mucho celo le informaron a Cristo que le habían prohibido seguir exorcizando, pensando que sería del agrado del Señor.

Pero al contrario, Jesús les dijo que era una actitud incorrecta reprimir a quien tal vez había entendido mejor que nadie la naturaleza de Jesús y de paso aprovechó para enseñarles una verdad: pare evitar radicalizarse y para dejar de ser sectarios, actitud negativa que revela el grado de intolerancia de las personas a todo aquello que juzgan distinto a lo que creen.

Los discípulos suponían que nadie más que ellos tenían el monopolio de la fe. Que eran ellos y solamente ellos los que podían y debían expulsar demonios, aun cuando fallaban en esa encomienda como ocurrió con el joven que padecía de epilepsia y al que Jesús tuvo que auxiliar personalmente.

Cristo les dijo que el que no está contra nosotros, está nuestro favor. La versión Reina Valera 1960 dice:

“Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es.”

Con esta frase queda perfectamente claro que ante Jesús no cabe la neutralidad. Ante Jesús estamos a favor o en contra. No hay termino ni es posible término medio. Los que están en contra lo harán público casi siempre. Los fariseos, escribas, saduceos, intérpretes de la ley, los jefes de los sacerdotes y muchos otros eran abiertamente hostiles a Cristo.

Pero personajes como José de Arimatea y Nicodemo, si bien pertenecían a la clase social pudiente de Israel nunca estuvieron en contra de Jesús. Si bien no fue pública su fe hasta que murió, su actitud encajaba perfectamente en esta frase: no eran contra Cristo y al contrario estaban a favor del Señor.

Jesús mostró de esa forma que debemos ser juiciosos a la hora de tratar a personas que si bien no se han decantado abiertamente a la fe de Cristo, tampoco atacan a quienes han creído. Ellos viven su fe y tarde o temprano habrán de hacerla pública.

Nos queda claro que ante Cristo debemos asumir siempre una posición: a favor o en contra. La tibieza condena a quién quiere estar bien y mal con el Señor.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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