La Biblia dice en Proverbios 28:24
“Amigo de criminales es quien roba a sus padres y alega que no ha pecado.”
En el Derecho Penal hay un delito patrimonial que se puede cometer en dos modalidades. Me refiero al robo y al hurto. El primero es el robo, que ocurre cuando un ladrón despoja a una persona de sus bienes inmuebles en su presencia, el segundo es el hurto, que sucede cuando se apoderan de esos mismos bienes en ausencia de su dueño.
En el hebreo la palabra robar que usa este proverbio utiliza el primero de ellos para referirse a la clase de hijos que roban a sus padres. Sin embargo la palabra “gazal” que es la raíz hebrea de donde procede la palabra que la Reina Valera 1960 vierte en el pasaje que hoy meditamos como “roba” comunica la idea de un apoderamiento de bienes con violencia.
La palabra se traduce no solo como robar, sino como arrebatar, forzar, arrancar y apoderarse. Es decir, quien despoja a sus padres de sus bienes inmuebles, según este verso lo hace de manera violenta. Es un robo con violencia que atenta contra el patrimonio de sus padres.
Esta clase de personas es compañero o amigo de corruptos, es decir un corrupto, asaltante, destructor, saqueador y dañino, que es el sentido de la palabra hebrea “sachath” de donde procede la traducción de la expresión “criminales”. La expresión criminal recoge el sentido de lo abominable de la persona que despoja a sus padres de sus bienes muebles.
El problema de esta clase de personas no solo es que roben a sus papá y/o mamá, sino que lo nieguen o lo suavicen diciendo que como hijos les corresponde, pero en realidad esta actitud solo los sume en su patética condición de extravío y desfachatez al deshonrar a sus progenitores.
El proverbista quiere que podamos dimensionar la clase de maldad que incuba una persona que en lugar de honrar a sus padres, los maltrata quitándoles lo que es de ellos y todavía negando su maldad o su criminal acto que los convierte en compañeros de bandidos de esos que por sus actos asustan a la sociedad.
Se entiende que una persona es un criminal de alta peligrosidad cuando sin el menor remordimiento de conciencia le quita a sus papás en lugar de darles. A esta clase de personas la luz de la vida se les oscurecerá y pagarán absolutamente su condenable actitud porque el Señor sanciona duramente este tipo de acciones.