La Biblia dice e Génesis 27:36
“Y Esaú respondió: Bien llamaron su nombre Jacob, pues ya me ha suplantado dos veces.”
Esaú es el prototipo del típico hombre irresponsable e insensible que le echa la culpa a los demás de sus infortunios. Es el clásico hermano de familia que ante el desastre que ha hecho de su vida culpa a sus hermanos, hermanas, tíos, tías y primos, sobrinos y quien encuentre en su árbol genealógico.
El primogénito de Isaac y Rebeca reaccionó airadamente cuando supo que Isaac había bendecido a Jacob como primogénito suyo, en lugar de él y eso lo llenó de ira y expresó las palabras que hoy meditamos. Esaú olvidó en ese momento que él mismo había vendido su primogenitura a su hermano por un plato de lentejas.
Él fue quien despreció lo que Dios le había concedido al hacer que naciera primero. No hay que olvidar que en sentido estricto los hermanos nacieron a la misma hora, el mismo día, el mismo mes y el mismo año, la diferencia de su arribo a este mundo fue solo por algunos segundos. Esaú salió primero del vientre de su mamá y luego de inmediato salió Jacob.
Sus padres y el Creador respetaron esos segundos de diferencia y le catalogaron como el que nació primero y en consecuencia lo hicieron el primogénito, sin embargo esta distinción o privilegio no le importó a tal grado que cuando tuvo mucha hambre y sintió morirse vendió ese derecho a su hermano.
Sin embargo cuando esa venta o esa cesión de derecho de la primogenitura se materializó, entonces se enojó y arremetió contra su hermano con tal molestia que su madre tuvo que separarlos y enviar a Jacob lejos de su presencia a fin de evitar un baño de sangre entre los hermanos.
Pero Esaú no tenía razón en reaccionar así. Pero así son las personas necias que culpan a otros de sus males, cuando en realidad son ellos mismos lo que han provocado o hecho de su vida un desastre. Cada quien se forja su destino en esta vida. Cada quien decide en función de sus deseos y anhelos.
Culpar a los demás demuestra falta de responsabilidad personal. Fue justamente esta falta de compromiso la que hizo que Esaú perdiera su primogenitura, no su hermano.