La Biblia dice en Marcos 6:36
“Despide a la gente, para que vayan por los campos y las aldeas de alrededor y se compren algo de comer.”
Ante una multitud hambrienta, los discípulos no esperaron que Jesús tomara una decisión sobre qué hacer con ellos y se adelantaron sugiriéndole que los despidiera para fuera por los campos y aldeas alrededor y compraran algo para satisfacer su necesidad de alimentos, en una actitud sobrada y casi de orden sobre el Señor.
La alimentación de los cinco mil como se conoce a este pasaje, que escribe el evangelista Marcos, le antecede la comisión que Jesús le dio a sus seguidores para que salieran a predicar y en esa labor sanaron enfermos y expulsaron demonios, lo que los llenó de auto suficiencia y una pretenciosa autoridad.
El hecho de ejercer una autoridad delegada les hizo pensar que podían ordenar y tomar decisiones que solo le competían a Jesús. Una victoria sobre el reino de las tinieblas lo hizo pensar que podían estar al mismo nivel de Jesús y por esa razón fue que le dijeron que despidiera a la multitud.
Se trata de uno de los graves males que nos aqueja a todos los seguidores de Jesús. Creer que un logro espiritual nos da la posibilidad de “indicarle” a Jesús lo que debe hacer y en el peor de los escenarios “ordenarle” o “exigirle” que haga o deje de hacer esto o aquello, como si nosotros fuéramos la última autoridad.
El problema de esta actitud es que nosotros, con todo y que Dios nos ha dado de su gracia y perdón, seguimos viendo todo con ojos muy naturales y en lugar de preguntarle a Dios, asumimos que nosotros sabemos lo que se necesita hacer, aun cuando no tengamos ni la más remota idea de cómo va a operar Dios en determinado problema.
Nosotros somos finitos, limitados y extremadamente ignorantes sobre cómo opera Dios sus portentosos milagros y debemos tener la suficiente humildad para recordar que ante su persona debemos siempre esperar e inquirir qué es lo que quiere que hagamos nosotros y no a la inversa, decirle a él lo que tiene que hacer.
Sabiendo que debían de cambiar de actitud, Jesús les dijo que ellos serían los encargados de darles de comer, a lo que los apóstoles reaccionaron incredulamente al decirle a Jesús que ni en el salario de medio año de trabajo podría alcanzar para darles de comer y de esa manera les demostró que ellos no sabían todavía frente a quien estaban.
La historia que cuenta Marcos nos ayuda a tener presente que ante un problema no debemos actuar por nuestra cuenta y mucho menos pensar que nosotros tenemos la respuesta, sino más bien esperar a lo que Dios nos indique que hagamos porque seguramente él sabe ya la solución a la dificultad.