La Biblia dice 2º Reyes 17:25

“Pero como esta gente no rendía culto al Señor, cuando comenzaron a establecerse el Señor les mandó leones, los cuales mataron a algunos de ellos.”

Dios tiene diversas maneras de tratar a los seres humanos. Nos impresiona cuando su trato es como el que nos relata el libro de los Reyes. A los pueblos que ocuparon los territorios de las diez tribus exiliadas por el imperio Asirio les envió leones, feroces y hambrientos que mataron a algunos de ellos.

Las preguntas que surge en nuestros corazones cuando leemos esta clase de relatos es: ¿por qué Dios hizo eso? ¿Qué lo movió a enviar fieras a estas personas? ¿Por qué no plagas o un temblor? Y sobre todo: ¿para qué hacer esto? ¿qué buscaba? Y también, ¿cuál es el mensaje para nosotros?

La primera respuesta a estas interrogantes la podemos encontrar en su dominio sobre la naturaleza. No hay que olvidar los libros de los Reyes nos dicen también que cuando unos jóvenes se burlaron de profeta Eliseo, el Señor mandó osos que los atacaron y los privaron de la vida. Nos queda claro que Dios domina todo, el mundo salvaje incluido.

Cuando se trata de castigar Dios se toma atribuciones que son exclusivamente suyas. No necesita a nadie. Se basta él mismo para hacerle ver a las personas su gran extravío. Recurre lo mismo a bestias salvajes que a diminutos animales como un alacrán que puede acabar con la vida de un ser humano.

La segunda razón que encuentro en el trato hacia los que llegaron a vivir en el territorio de las diez tribus era mostrarles que esa tierra tenía un dueño y que llegaban allí por una concesión divina. En otras palabras que si él se lo proponía los podía desalojar en el momento que él así le placiera. Dios les mostró que en este mundo él se reserva el derecho de admisión.

Los seres humanos somos tan arrogantes que pensamos que lo que tenemos o poseemos es nuestro y de nadie más. La vida, por ejemplo, creemos que somos dueños de ella y que nadie puede hacer con ella lo que quiera, sino solo nosotros y llegamos a tal nivel de engreimiento que creemos que no puede acabar hasta que nosotros digamos.

Dios les envió los leones y mató solo a algunos para hacerles ver que estaban allí porque Dios lo había permitido. No debían creerse mucho y tampoco debían sentirse intocables, sino al contrario debían tener humildad y sencillez porque les había enviado unos cuantos leones, pero podía enviarles manadas que hiciera imposible vivir allí.

Dios se reserva siempre el derecho de enseñarnos, de hacernos entender que él siempre es el dueño de todo y nosotros simplemente somos criaturas tan necesitadas y tan frágiles.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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