La Biblia dice en Proverbios 18:9

“Los perezosos y los destructores ¡hasta hermanos resultan!”

La versión de la Biblia Hispanoamericana traduce este verso de esta manera: “El descuidado en su trabajo es hermano del destructor.” Casi todas las versiones coinciden cuando se refieren al destructor, pero cuando hablan del perezoso, como lo llama la versión Dios Habla Hoy difieren y también lo llaman negligente, descuidado o quien hace mal su trabajo.

De hecho la versión Traducción al Lenguaje Actual vierte este verso así: “El vago y el destructor ¡hasta parecen hermanos!” inclinándose más por perezoso que por negligente al referirse a esa clase de persona que en su imprudencia lleva a cabo sus labores con desidia y con desgano.

La versión de la Biblia Torres Amat traduce este verso de la siguiente forma: “Quien es flojo y desmadejado en sus labores, hermano es del que disipa sus bienes”, que expresa mejor lo que el proverbista quiso que sus lectores entendieran para evitar hacer nuestra labores con la actitud equivocada.

Una actividad o labor cualquiera que sea, pero sobre todo, aquella de la que obtenemos nuestro sustento se debe llevar a cabo con empeño, esmero, dedicación y entrega. Se debe evitar a toda costa la relajación, el desgano y la desidia cuando se trata de nuestro trabajo que nos provee lo que necesitamos para subsistir.

Cuando esto no sucede automáticamente la persona se convierte en un disipador de bienes, un derrochador o en una especie de vago que pierde no solo el patrimonio, sino el recurso más valioso como lo es el tiempo y de eso se debe tener mucho cuidado porque de no poner atención en cómo hacemos nuestras labores corremos el riesgo de vernos empobrecidos.

La sentencia hebrea que hoy meditamos nos lleva a pensar y reflexionar seriamente sobre la manera en la que debemos de trabajar, estudiar o servir al Señor, para no convertirnos en esa clase de personas que hacen sus actividades sin la actitud correcta, sin la pasión que merece la fuente de nuestros ingresos.

Nuestro trabajo merece respeto y consideración. La mejor manera de darle este valor es haciendo las cosas con solicitud y con gusto.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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