La Biblia dice en Abdías 1:1

Visión de Abdías. Jehová el Señor ha dicho así en cuanto a Edom: Hemos oído el pregón de Jehová, y mensajero ha sido enviado a las naciones. Levantaos, y levantémonos contra este pueblo en batalla. 

El nombre de Abdías significa siervo del Señor y fue un profeta que vivió unos ocho siglos antes de Cristo y fue enviado a profetizar contra Edom, un pueblo muy cercano a los judíos porque son descendientes directos de Esaú, el hermano mayor de Jacob, ambos hijos de Isaac y Rebeca. 

La historia de estas dos naciones esta ligada para siempre aunque de manera encontrada. Dicha lucha o conflicto comenzó antes que nacieran. Génesis nos relata la pelea que sostenía en el vientre de su madre y ella tuvo que pedirle a Dios auxilio porque sentía morirse y la respuesta divina fue sorprendente y contundente.

Dios le dijo que en su vientre había dos pueblos o dos naciones y que el mayor, es decir Esaú, serviría al menor que era Jacob. Aunque ambos nacieron el mismo año, mes, semana y día porque fueron gemelos, el hecho de que Esaú saliera primero del vientre de su madre, le hizo acreedor de la primogenitura, que nunca valoro y terminó vendiendo a Jacob. 

Desde entonces inició un conflicto que se ha prologando por los siglos. Pensar que terminó cuando acabo la historia antigua y cuando muchos pueblos de los que habla el libro de Génesis dejaron de existir es equivocado porque el conflicto que le anunció Dios a Rebeca era por mucho tiempo, por siglos. 

Para muchos rabinos Esaú y sus descendientes, los edomitas, son los fundadores de Roma y en consecuencia Roma en su vertiente religiosa es Esaú. Esta conclusión no es descabellada, pues la historia registra los grandes desencuentros que el romanismo ha tenido con Israel a lo largo de los siglos, pero siempre ha prevalecido Israel y prevalecerá.

La profecía de Abdías tiene claramente la intención de recordar que el conflicto entre ambos pueblos terminará con la supremacía del hijo menor sobre el mayor que Dios dio hace decenas de siglos, lo que nos enseña que los decretos de Dios son definitivos, sus anuncios se cumplen y su palabra prevalece por encima de todo y todos. 

Hace muchos, pero muchos años, Dios dijo que ambos pueblos tendrían un largo conflicto, pero también dijo que Jacob o Israel prevalecería, lo que nos recuerda que Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. El es fiel para siempre. 

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

Deja tu comentario