La Biblia dice en Job 42:6
“Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza.”
Así se sintió Job cuando descubrió y conoció la grandeza de Dios, una vez que el Creador le mostró su inmenso poder en la creación con solo algunos ejemplos ante los que Job tuvo que admitir que nada sabía sobre el reino animal, vegetal y mineral, aunque muchos de ellos los tenía ante sus ojos; no pudo explicar muchos fenómenos que allí se suscitan.
Entonces, asumió dos actitudes, según la versión Reina Valera 1960, propias de quien se ha presentado ante Dios y ha tenido una experiencia personalísima con el Señor: 1. Se aborreció y 2. Se arrepintió profundamente de todo lo que le dijo a sus amigos Bildad, Zofar, Elifaz y Eliú, quienes llegaron a su casa a consolarlo.
La versión Dios Habla Hoy de la Biblia dice que “se retracto arrepentido, sentado en el polvo y ceniza”. Lo que nos dice lo que le sucedió a este hombre cuando comprendió que ante Dios ninguna criatura tiene elementos o argumentos para exigirle y demandarle una explicación sobre lo que hace en nuestra vida.
Pablo expresa perfectamente esta idea cuando dice en la carta a los Romanos 9: 20 “Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?”. Dios es el alfarero y nosotros barro, puede hacer con nosotros como a él le place y nosotros no tenemos porque discutir con él.
El libro de Job nos ha conducido por las vicisitudes de un hombre que sufrió y de qué manera y que si bien se resignó a los designios del Creador, sus palabras no dejaron de tener una carga de reclamó y exigencias para que Dios le arrebatara de una vez la vida que sufriendo no tiene razón de ser.
Sin embargo, el Señor se presenta con toda su fuerza para expresarle que Dios nunca dejará de ser Dios aun cuando sus hijos padezcan. Dios siempre es Dios en medio del luto, en medio del desesperanzador dolor, en medio de las tristezas por tantas y tantas injusticias en este mundo.
Cuando Job comprende estas verdades se retracta de todo lo que dijo, se humilla totalmente a Dios en un genuino y real arrepentimiento. Ese que hace que dejemos de vivir con nuestros pensamientos equivocados y tomar otra clase de ideas, ideas que vienen de cielo y no de nuestro necio razonamiento.
Es difícil asimilar las adversidades que vienen a nuestra vida, sobre todo aquellas que parecen no tener la mejor lógica o razón, pero Dios sabe y siempre sabrá lo que nos sucede, nunca nos dejará ni nos abandonará. Siempre te acompañará, no te desalientes. En medio de tus sufrimientos siempre está allí.