La Biblia dice en Romanos 9:14
¿Qué, pues, diremos? ¿Qué hay injusticia en Dios? En ninguna manera.
Los planteamientos que Pablo presenta en el capítulo nueve sobre la elección de Israel que comenzó desde el momento que Dios eligió a Jacob por encima de Esaú es una de las más impactantes doctrinas que el apóstol desarrolla y que rompen con toda lógica para situarnos en el siempre resbaladizo por incomprensible terreno de la soberanía de Dios.
Y digo resbaladizo porque la mente humana carece de los soportes necesarios para aceptar los designios de Dios y me refiero a los buenos y a “los malos” o los que no lo favorecen y que generalmente opta por enojarse como Jonás que no plantó la calabacera que le dio sombra y se alegró, pero cuando la planta se secó se enojó muchísimo.
Desde Génesis hasta Apocalipsis Dios nos enseña una y otra vez que en él no hay injusticia. Que si escogió a Sem por encima de Cam y Jafet para traer la salvación al mundo fue una decisión basada exclusivamente en su conocimiento anticipado de todas las cosas, materia que también ignoramos.
Pablo hace estas dos interrogantes que tenemos en el verso que hoy meditamos para hablar de la elección de Jacob en lugar de Esaú para fundar la nación de Israel. Sin que hubieran hecho nada malo porque ni siquiera habían nacido, Dios determinó que sería Jacob el canal para bendecir a la humanidad.
Esaú no calificó para convertirse en el patriarca de Israel. Es inquietante enterarnos que no tuvieron que nacer, vivir y entonces vista su conducta saber quien sí y quien no calificaba para fundar la nación hebrea. Su elección vino mucho antes de eso en una demostración de la perfecta voluntad de Dios.
¿Eso hace injusto a Dios? Pablo contesta de inmediato: de ninguna manera. La razón es que estas decisiones están basadas exclusivamente en su amor incondicional. Pensar que Dios hace las cosas por otra motivación que no sea su misericordia nos extravía y nos conduce a conclusiones equivocadas.
Todo lo que Dios hace es por amor y lo ejercita en función de su soberanía. Amó a Jacob, pero a Esaú no. Endureció a Faraón para mostrar su infinito poder. La razón sus planes más allá de nuestro entendimiento. ¿Qué podemos hacer ante eso? Nada. Como el barro no puede hacer nada ante el alfarero.
La soberanía de Dios es un acción divina ante lo que únicamente cabe es aceptar sus designios que siempre están más allá de nuestra comprensión y teniendo en mente que Dios nunca será injusto.