La Biblia dice en Isaías 40:28-31
¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. 29 Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. 30 Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; 31 pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
Introducción
El pueblo de Isarel se había cansado de esperar a su Mesías. Cuando el profeta Isaías profetiza al pueblo hebreo los descubrió cansados, fatigados, agotados, desalentados y desanimados porque la espera siempre causa estragos debido a que se hace lo mismo, se prepara todo, se alista todo y nada parece acontecer.
Antes de todas las cosas debemos aclarar que las palabras que el vidente de Dios dirige al pueblo israelita no se refiere propiamente a que estuvieran cansados físicamente. El cansacio físico se supera con descansar veinticuatro, cuarenta y ocho o senta y dos horas, pero Isaías se refiere a otra clase de cansancio.
Se refiere a esa clase de cansancio que de repente llega a nuestra vida causado u originado justamente porque hacemos cosas, planeamos objetivos y los llevamos a cabo y simplemente nada parece ocurrir. Isaías lo aplica a la vida piadosa donde servir a Dios constituye nuestra prioridad, pero al hacerlo por tanto tiempo nos rendimos.
El pueblo de Israel tenía sobre sus hombros la tarea de adorar a Dios. Los hebreos debían cumplir con seiscientos trece mandamientos todos los días, los tresicientos sesenta y cinco día del año. Esa es una tarea compleja porque implica una vida de disciplina y constancia en la que no debía haber interrupciones.
Y a ellos les sucedió lo que a menudo sucede a las personas que tienen a su cargo una tarea que no admite suspensiones, ni días de descanso y que si bien tiene vacaciones, aún en esos días hay pendientes que se tienen que cumplir o por otro lado hay situaciones, problemas o dificultades que no dan tregua.
Hay situaciones que parecen no dar descanso, que aparecen en nuestra vida y nos llevan a la fatiga no solo física, pero también emocional y esa también la trata Dios a través de su bendita palabra que nos enseña que no está mal que nos cansemos, que es muy humano desalentarse, pero que Dios nos puede ayudar a superar esa situación.
Este pasaje que nos regala Isaías está escrito para todos aquellos que se sienten agobiados con una carga, aquellos que siente gravemente el peso de la vida. Es un llamado para recordar que sí, la vida es una tarea que puede aplastarnos, pero que con Dios podemos resistir siempre y superar esos tiempos de gran tensión.
Dios puede aliviar tu agotamiento
A. Porque Él no se cansa
B. Porque Él te da fuerzas
C. Porque hasta los más fuertes desmayan
D. Porque los que esperan en Él tendrán nuevas fuerzas
Que sucede si nos cansamos y nos fatigamos y perdemos nuestras fuerzas para seguir perseverando en nuestras tareas, labores o actividades que tenemos ante nosotros? Nos desalentamos, desmayamos para finalmente botar o dejar botado lo que fue nuestro proyecto de vida.
El profeta Isaías tiene para nosotros un importante y alentador mensaje para esos críticos momentos que tenemos ante nosotros. Un mensaje lleno de gracia y favor divino porque somos seres tan frágiles que de pronto podemos perder la motivación para seguir haciendo lo que debemos hacer.
A. Porque Él no se cansa
El verso veintiocho de nuestro estudio dice de la siguiente manera:
¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance.
Dios no desfallece, no se fatiga con cansancio, dice el profeta para mostrarnos la clase de Dios que tenemos. ¿Por qué razón nos presenta este aspecto Isaías? ¿Qué pretende al ofrecernos a un Señor incansabl e infatigable? ¿Alguien podría pensar pues es Dios y por eso no se agota? Claro, pero la razón por la que nos dice que eso es otra.
Evidentemente Dios no posee un cuerpo físico como los hombres. Entonces no está hablando de ese tipo de cansancio. Dios hace exactamente lo mismo todos los días: sustenta al mundo que creó hasta aquellos que nosotros ni siquiera conocemos porque aún con los avances tecnológicos debemos saber que hay lugares que no hay presencia humana.
Pero Dios está allí siempre y luego el profeta dice que nuestra limitada mente es incapaz de procesar la manera en la que Dios actúa, pero eso no significa ni quiere decir que Dios deje de obrar o deje de sostener a su creación y a sus criaturas todos los días haciendo salir su sol sobre justos e injustos y haciendo llover sobre buenos y malos.
Hacer siempre lo mismo puede llevarnos al cansancio. Pero al mirar a Dios que está pendiente de lo que pasa en nuestra vida y en millones de sus hijos podemos ver que si nosotros tenemos tareas extenuantes, las suyas son más complejas y más preocupantes que las de cualquiera.
B. Porque Él da fuerzas
El verso veintinueve de nuestro estudio dice así.
Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.
Quién mejor que Dios para conocer nuestros grandes males, nuestras grandes luchas. Él sabe perfectamente como nos cansamos, como nos desalentamos, como nos fatigamos cuando emprendemos esa clase de tareas en las que todos los días tenemos que hacer exactamente lo mismo.
Trabajar, estudiar, emprender, y hasta vivir pueden convertirse en una actividad extenuante para nosotros y en ocasiones nos colocan en una penosa situación porque si bien las hacemos nuestro vigor parece haberse agotado y lo que hacemos lo hacemos de manera mecánica o rutinaria.
Por es razón Dios se presenta ante Israel y ante nosotros como un Dios que atiende al cansado con dos clases de ayuda: da esfuerzo, es decir nos da potencia y multiplica las fuerzas, es decir que toma lo poco que nos queda de energía y la reproduce para seguir caminando.
C. Porque hasta los mas fuertes desmayan
El verso treinta de nuestro estudio dice así:
Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen.
Es una figura retórica la que utiliza el profeta para decirnos que aun quienes se siente muy fuertes o los que piensan que a ellos no les ocurrirá o sucederá la perdida de la motivación o la falta de fuerzas, les puede suceder. Si aún los muchachos se fatigan y se cansan, dice, para llamar nuestra atención sobre un problema que se le puede presentar a todos.
Es claro que puede llegar a nuestra vida una carga que nos puede derrumbar y para esos momentos necesitamos la fortaleza de Dios en nuestras vidas y eso le puede pasar a cualquiera porque no sabemos que traerá el futuro, pero Dios se adelanta y nos promete fuerzas.
D. Porque los que esperan en Él tendrán nuevas fuerzas
El verso treinta y uno de nuestro estudio dice de la siguiente manera:
“pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.”
El profeta Isaías nos da una sola condición para ser fortalecidos: esperar en Dios. La palabra esperar se puede traducir simplemente como confiar. Es entregar al Señor nuestra vida. Es abandonarnos por completo en él. Es un permanecer, continuar y perseverar en el Creador en todo momento y en todo tiempo.
Cuando hacemos eso, entonces, tendremos nuevas fuerzas, levantaremos alas como las de las águilas, correremos y no nos cansaremos y caminaremos y no nos fatigaremos que son figuras retóricas para hacernos pensar en la fortaleza e impulso que viene de parte de Dios cuando nos hacemos a un lado y lo dejamos obrar en nuestras vidas.
Es un llamado a dejar de luchar con nuestras propias fuerzas y dejar a Dios luchar por nosotros.