La Biblia dice en Jeremías 2:23

¿Cómo puedes decir: No soy inmunda, nunca anduve tras los baales? Mira tu proceder en el valle, conoce lo que has hecho, dromedaria ligera que tuerce su camino.

La infidelidad de su pueblo y su desviación a dioses que no eran ni son dioses fue estampado de manera magistral por el profeta Jeremías cuando lo comparó con una dromedaria ligera. En realidad la palabra debería ser camella. Una camella dicen unas versiones de cascos ligeros, es decir una dromedaria en permanente celo. 

Para comprender cabalmente la figura que usa el profeta Jeremías debemos acercarnos a esta especie de cuadrúpedos muy comunes en tierras bíblicas, particularmente a las hembras que a diferencia de otros animales comienzan muy temprana su actividad de aparamiento. 

Recojo estas características de una página de internet especializada en los camellos y lo cito textualmente: 

La hembra entra en celo por primera vez cuando tiene 3-4 años de edad. Los camellos se reproducen hasta los 20-30 años. Durante el periodo de celo, la hembra muestra deseos de apareamiento unos 3-4 días. Si no queda preñada entra en celo cada 28 días, con 5 períodos de celo en toda la época de apareamiento.

Las camellas no quendan satisfechas hasta quedar preñadas, según entendemos de los expetos en zoología. Y así se comportaron los israelitas del tiempo del vidente de Dios, empencinados en dejarlo y buscar dioses abominables que los ensuciaban y los pervertían y ellos en lugar de evitarlos se complacían con ellos.

El profeta Jeremías usó esta figura retórica para decir que los hebreos se desviaron tanto que en su infidelidad con Dios se portaron como estos animales, hasta no consumar sus deseos de apartarse de su Creador se sintieron satisfechos. Fueron tras los baales como si en ello se les fuera la vida. No se detuvieron un instante a pensar que ese era un ídolo.

El pecado nos aleja de Dios y puede, si nos descuidamos, convertirnos en dromedarias de cascos ligeros, llevados por nuestros deseos que harán que nos inclinemos a ídolos y dioses que terminarán por ensuciar nuestra vida de tal manera que ofendamos a Dios en su santidad y perfección. 

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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