La Biblia dice en Eclesiastés 1: 1-7
Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén. 2 Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. 3 ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? 4 Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece. 5 Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta. 6 El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo. 7 Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo.
Introducción
La temática de todo el libro de Eclesiastés lo encontramos en el verso dos del capítulo uno: “Vanidad de vanidades, todo es vanidad.” En esas palabras que se repiten a lo largo de todo ese volumen de la Escritura se sintetiza la idea que el autor quiere transmitir a sus lectores para que comprendan la necesidad de transcender con Dios a su paso por esta tierra.
El libro comienza con esa frase y termina con la misma en el capítulo doce verso ocho que reza de manera idéntica como el verso dos del capítulo uno: “Vanidad de vanidades, todo es vanidad.
Esta frase recurre a un modismo parecido a las frases “el cantar de los cantares” o “el lugar santo de los santos” que la versión Reina Valera 1960 traduce como el lugar santísimo. Siguiendo esa misma forma de expresar podríamos llamar al cantar de los cantares como el cantarsísimo y a vanidad de vanidades como lo más vanidoso o lo más superfluo.
Algunas versiones en lugar de la palabra vanidad utilizan la expresión “ilusión” y el texto entonces se lee de la siguiente forma: “Ilusión de ilusiones, todo es una ilusión”. Para comprender, entonces, lo que quiere decir con esa afirmación Salomón debemos comprender el significado hebreo de la expresión “vanidad”.
La palabra procede de la raíz hebrea “hebel” que tiene como traducción expresiones como “aliento”, “fugaz”, “vapor”, “futilidad”, “inutilidad”, “vacío”, “nada” e “inútil” que nos permite perfilar la palabra como un término que busca hacernos comprender o entender algo que esencialmente no tiene importancia porque es algo vacío o sin sentido.
Por eso muchas traducciones en lugar de “vanidad” traducen esta expresión como “querer atrapar el viento con la mano” que sintetiza completamente la idea que Salomón quiere comunicar: la vida del hombre es vana o sin sentido. Esta idea prevalece a lo largo de todo el libro y se equipara con la locura o desvarío.
La palabra locura o desvarío se utiliza unas cuatro veces, según leemos en 1: 17, 2: 12, 7: 25 y 9: 3. El ser humano vive “una locura” al ignorar que su vida es en realidad un querer atrapar el viento con la mano, es decir la vida, desde la perspectiva de Salomón es una existencia sin sentido.
Justamente allí radica la relevancia de este libro. Señala con toda claridad la manera en que se puede vivir la existencia sobre esta tierra. De hecho nos queda claro que muchas personas viven así y de no ser por Dios jamás podremos salir del círculo a que estamos sometidos: nacer, vivir y luego morir.
El hombre se debate entre lo vano y lo eterno
I. La vida del hombre transcurre en un ciclo interminable
A. ¿Cuál es el sentido de la vida con tanto afán en el hombre?
B. La vida no tiene variantes ni grandes cambios
El predicador o maestro de una asamblea arranca su discurso sobre el devenir del hombre sobra la tierra con una interrogante que es la columna vertebral de su análisis: ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? En otras palabras Salomón se pregunta cuál es el sentido de todo lo que hace el hombre en vida.
Es un cuestionamiento sumamente profundo. Qué ha ganado el hombre a lo largo de su existencia sobre este mundo. Miles de años del hombre sobre la tierra y cuál es son sus logros. Una pregunta que busca hacernos pensar y reflexionar sobre los alcances de la humanidad en el planeta.
El desarrollo tecnológico puede ser una respuesta positiva a esta interrogante. Pero en realidad qué hemos alcanzado como humanidad si esa misma tecnología que ha hecho la vida un poco menos dolorosa y penosa es la misma que trae grandes e infames sufrimientos cuando se utiliza para dañar al prójimo.
El autor de Eclesiastés quiere que pensemos sobre lo que persigue el ser humanos a lo largo de su estancia en el mundo. Es una pregunta general para aterrizar en una pregunta personal. El hombre trata de derrotar sus enemigos naturales como la enfermedad, el tiempo y la muerte, pero cuando parece que avanza contra ellos, la realidad lo alcanza.
Con esta pregunta, el Predicador nos lleva a pensar que la existencia humana sobre la tierra es cíclica o circular. Siempre regresa al punto de partida. El tiempo hace creer a la especie humana que avanza o que progresa, pero en realidad toda son épocas parecidas y solo hay unos breves cambios que hacen creer que el hombre es dueño de su historia.
A. ¿Cuál es el sentido de la vida con tanto afán en el hombre?
El 20 de julio de 2020 se cumplen exactamente cincuenta y uno años de que el hombre llegó a la luna. Fue el 20 de julio de 1969 cuando por primera vez un hombre camino sobre la luna y se dijo en ese momento que era un pequeño para paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad.
Sí, desde hace medio siglo que el hombre va y viene a la luna y ahora ha llegado a otros planetas del sistema solar, sin duda portentos de desarrollo tecnológico, pero la pregunta del Predicador sigue vigente: ¿Qué provecho tiene el ser humano del afán con el que se mueve sobre la tierra?
Lo que comenzó como un viaje lunar devino en una guerra por avanzar y desarrollar mejores medios para conquistar el espacio entre diversas naciones. Preponderantemente EEUU y la extinta URSS pelearon palmo a palmo por sobresalir y convirtieron al mundo en un planeta de solo dos polos: el capitalista y el comunista.
Cientos de guerras se suscitaron por esta forma de concebir el mundo, pero ello termino en 1989 cuando cayó el muro de Berlín y la llamada Guerra Fría termino al caer el sistema comunista que afanó a muchos pensando que la panacea del mundo estaba en el sistema económico socialista.
Treinta años después de ese suceso la pregunta sigue siendo exactamente la misma: ¿A dónde se dirige la humanidad? Cuál es su afán ahora el mismo que el de las generaciones pasadas, solo con la diferencia de que el tema preponderan es la libertad de las minorías o de aquellas franjas de población que han luchado por vivir en libertad.
Pero en esencia seguirá siendo lo mismo de cada generación, aderezada con aires novedosos por los temas que se abordan, pero en el fondo es el mismo planteamiento de hace siglos.
Salomón dice que el hombre vive afanado y no se equivoca de tiempo en tiempo el hombre parece entregado a alcanzar un nuevo reto. Por ejemplo el año 2020 será recordado como el año en que el hombre buscó por todos los medios encontrar un medicamento que hiciera frente a la pandemia. Una vez que se encuentre la vida seguirá su curso como siempre.
Pensar que con esta situación el hombre ha cambiado es ingenuo. Una vez terminada esta crisis los seres humanos estarán tal vez aun más afanados que en otros tiempos.
B. La vida no tiene variantes ni grandes cambios
El Predicado o Eclesiastés usa cuatro ejemplos para establecer su tesis de que nada cambia. Que todo es un círculo interminable o un una serie de ciclos que se repiten una y otra vez sin que eso modifique un ápice la existencia humana sobre la tierra, haciendo que todo sea vanidad de vanidades o una ilusión de ilusiones.
a) Generación va y viene
Nuestro texto que hoy meditamos dice así:
4 Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece.
En tiempos recientes los sociólogos se les dio por ponerle un nombre a cada generación: así tenemos a la generación del silencio llamados así a quienes nacieron entre 1930 y 1948. La generación del baby boom a quienes nacieron entre 1949 y 1968. La generación “X” a los nacidos entre 1969 y 1970. Generación “Y” o “milleneials” a los nacidos entre 1981 y 1993.
A quienes nacieron entre 1994 y 2010 se les conoce coo la generación “Z”. No sé como se les llame a los nacidos entre el 2011 y 2026, pero sin duda tendrán un nombre, pero la humanidad ha existido desde hace miles de años y ha habido cientos o miles de generaciones sin nombre o con nombre, pero es una sucesión interminable.
b) El sol, el viento y los ríos tienen un ciclo permanente e invariable
El Predicador dice lo siguiente:
Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta. 6 El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo. 7 Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo.
Ryrie al comentar estos versos señala que: “Los ciclos interminables de la creación natural de Dios ilustran la monótona futilidad de todas las cosas.”
Por su parte, Macarthur, al comentar este pasaje, dice lo siguiente:
“Salomón observa el efecto de la actividad repetitiva y duradera en la creación de Dios durante muchas generaciones en comparación con la breve actividad compartida sin fines de lucro de un hombre que no produce una satisfacción duradera, y concluye que es agotador.”
El Predicador concluye que el ser humano es nada frente la creación de Dios que tiene ciclos que jamás cambiarán. Aunque no son eternas, porque un día cambiarán, pero la criaturas del Señor como el sol, el viento, los ríos y el mar, son una muestra que el hombre es nada frente a ellas.