La Biblia dice en Hechos 2:16

“Varones hermanos, era necesario que se cumpliese la Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús.”

Los discípulos buscaron una explicación a la actitud que Judas tomó ante Jesús al traicionarlo y encabezar la turba que lo detuvo. Supieron de inmediato que el precio pactado para entregar al Maestro fueron treinta piezas de plata y eso acrecentó sus interrogantes por la infame felonía y desmedida ambición de quién fue su compañero.

Y la respuesta la encontraron en la Escritura. Siempre he pensado que todas nuestras dudas con un poco de atención y esfuerzo las podemos disipar si nos acercamos a la palabra de Dios. Y eso fue lo que hicieron los apóstoles. Pedro fue el encargado de explicar lo que había sucedido.

Para ello recurrió a Salmos 41: 9 que dice así: “Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó contra mí el calcañar” y señaló con toda claridad y sin duda alguna que ese hombre del que unos mil años antes de los suceso de esa pascua judía cruenta era Judas.

En realidad pudo ser cualquiera de los doce. Todos ellos sabían por completo las actividades de Jesús. Lugares de reunión, amigos, familiares y un sin fin de datos que él les entregó sin reservas porque ninguna de sus actividades eran oscuras o al margen de la ley mosaica, pero fue Judas quien por decisión propia se convirtió en el entregador de Jesús.

A Pedro y todos los discípulos no les quedó la menor duda de que estaba escrito que uno de ellos sería el traidor. Pero Pedro dice, además, que era necesario que se cumpliese la Escritura, aunque era sumamente desagradable que lo dicho por David se materializara, pero tenía que hacerse realidad.

Nos queda claro, entonces, que no solo las promesas de Dios se cumplen, sino también sus advertencias. Nadie imaginaba que ese pasaje se haría realidad en la persona de Judas, pero tristemente así fue y con ello, ese hombre se condenó eternamente al dejarse llevar por la avaricia.

Guiado por el Espíritu Santo, Pedro señaló contundentemente el cumplimiento de la Escritura que trajo tanto dolor y desesperanza a la vida de todos y que finalmente terminó provocando la muerte de uno de ellos, pero la Biblia es cortante como espada de dos filos.

Nos queda claro que podemos ponernos del lado de la bendición de Dios si nos ceñimos a sus mandatos y ordenanzas, pero también podemos ponernos del lado de la ira del Señor si nos abocamos a desobedecer y lesionar la santidad de Dios. Que Dios nos ayude a buscarlo siempre para recibir sus tiernas bendiciones.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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