La Biblia dice en 2ª Timoteo 1:12
“Precisamente por eso sufro todas estas cosas. Pero no me avergüenzo de ello, porque yo sé en quien he puesto mi confianza; y estoy seguro de que él tiene el poder para guardar hasta aquel día lo que me ha encomendado.”
La palabra “encomendado” procede de la palabra griega “paratheké” que es un vocablo del derecho romano. En la versión Reina Valera se usa como “depósito”. Se trataba de un figura procesal de aquellos bienes que se entregaban a una persona con el fin de custodiarlos para devolverlos íntegros cuando el que los había depositado lo requería.
En las dos cartas a Timoteo, Pablo usa en tres ocasiones el término. En la 1ª de Timoteo 6: 20 lo usa justamente como “encomienda”, pero en el verso que hoy meditamos y en el catorce del mismo capítulo utiliza la misma palabra que la versión popular traduce como encomienda y la versión Reina Valera 1960 como depósito.
Pablo tiene toda la intención de clarificar la clase de seguridad que nosotros tenemos en Cristo. Su ejemplo es muy certero. A los romanos debemos muchas instituciones del derecho. Es tan trascendental su aportación a las ciencias jurídicas que muchas de sus regulaciones continúan vigentes hoy en día.
La del depósito es una de ellas. En los tiempos de Pablo cuando una persona tenía que salir a algún lado o abandonar sus bienes por cualquier otra razón podía recurría a la depositaría para que su patrimonio fuera resguardado y una vez que retornaba a su hogar podía reclamarlos con la certeza que se los devolverían intactos.
De esa misma forma, el apóstol le escribe a su discípulo amado para decirles que tiene la plena seguridad de que su vida está depositada en las manos de Dios y no solo su vida sino su ministerio mismo y bajo esa seguridad puede confiar absolutamente que no ocurrirá nada extraordinario a su vida.
Pablo no sentía vergüenza por todo lo que padecía como apóstol porque estaba seguro de que su vida estaba en la depositaría del Señor y allí estaba completamente resguardada, custodiada, preservada y vigilada para que se le entregara justo cuando así fuera necesario en su existencia.
La idea de Pablo es recordarnos que nosotros gozamos de una protección especial. Que Dios nos protege y protege lo que hacemos y que un día nos devolverá todo aquello que pusimos en sus manos. Nada puede estar más seguro que la depositaría de Dios. Él esta comprometido a guardarlo.
Deja que Dios custodie tu vida. Deja que el Señor cuide lo que consideras más valioso. En sus manos estará más que seguro.