La Biblia dice en Génesis 9:1-7

Bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra. 2 El temor y el miedo de vosotros estarán sobre todo animal de la tierra, y sobre toda ave de los cielos, en todo lo que se mueva sobre la tierra, y en todos los peces del mar; en vuestra mano son entregados. 3 Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo. 4 Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis. 5 Porque ciertamente demandaré la sangre de vuestras vidas; de mano de todo animal la demandaré, y de mano del hombre; de mano del varón su hermano demandaré la vida del hombre. 6 El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre. 7 Mas vosotros fructificad y multiplicaos;procread abundantemente en la tierra, y multiplicaos en ella.

Introducción

Una de las razones por las que la humanidad fue destruida en el tiempo de Noé fue su violenta conducta de todos que mataban a su semejante a la menor provocación y llenaron de muerte y desolación al mundo en el que vivían y por esa y otras razones Dios determinó enviar el diluvio.

Con la tierra completamente vacía Dios le vuelve a repetir a Noé y a sus descendientes que deben fructificar, multiplicarse y llenar la tierra. Lo hace tanto en el verso uno como en el verso siete, lo que quiere decir que los sobrevivientes del diluvio debían comprender que era su función volver a poblar la tierra.

El hecho de que se mencione tanto en el primero como en el séptimo verso del capítulo nos habla del probable temor que Noé y su familia tenían de que Dios de nueva cuenta podría disolver a la humanidad y tal vez no querían procrear descendencia de nueva cuenta, pero Dios los ánima a hacer con la promesa de que no volverá a destruirlos.

Antes de ello, Dios los bendijo y una vez bendecidos les pidió que repoblaran la tierra que había sido vaciada de vida tanto humana como de animales, razón por lo que se encontraba desértica y luego de ello les otorgar libertades que antes no tenían como la de comer carne de animales.

Dios le hace concesiones al hombre, pero también restricciones. Le concede comer la carne de determinados animales, pero blinda la sangre de ellos para que el hombre no lo pueda comer y a partir de esa lección le habla a Noé sobre la importancia de la vida humana como un don de Dios.

La existencia humana es un regalo divino y como consecuencia el único autorizado para recogerla es Dios. El hombre no tiene derecho alguno sobre la vida y debe, entonces, respetarla y no cometer homicidio porque quien priva de la vida a su prójimo será severamente castigado.

El hombre no puede matar a otro semejante y Dios establece aquí por primera vez la pena de muerte para aquel que prive de la vida a su semejante. Una medida que pese a los intentos no ha desaparecido del todo. En México no se práctica ya, pero en países como EEUU sí. En 27 de sus 50 estados lo permiten.

El diluvio: Una dolorosa solución ante la maldad humana
Para aprender a respetar la vida
A. Con dominio sobre los animales
B. Con dominio sobre los vegetales
C. Con restricción sobre la sangre

A. Con dominio de los animales

El verso dos de nuestro estudio dice de la siguiente manera:

El temor y el miedo de vosotros estarán sobre todo animal de la tierra, y sobre toda ave de los cielos, en todo lo que se mueva sobre la tierra, y en todos los peces del mar; en vuestra mano son entregados.

Antes del diluvio el hombre tenía restringido comer carne de animal, pero cuando dejaron el arca Dios les concedió el derecho de consumir carne y decretó de manera concreta que los animales tendrían miedo ante el hombre y ese miedo le serviría para quitarles la vida e ingerir su cuerpo.

A partir de entonces los seres humanos consumen la carne de animales como el pollo, la res, los pescados y en algunos casos reptiles y aves. El pueblo de Israel recibió tiempo después la restricción de ciertos animales de los que se debía de abstener por considerarse impuros.

Pero a partir del pacto con Noé los seres humanos tuvieron la libertad de consumir animales como una concesión para desviar sus inclinaciones asesinas que traen muchas personas desde que llegan a este mundo.

B. Con dominio de los vegetales

El verso tres de nuestro pasaje dice de la siguiente manera:

Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo.

Aunque ya se tenía la posibilidad de consumir frutas y legumbres, Dios le reitera al hombre la posibiidad de comer de ellos como una concesión.

La creación contiene muchos vegetales que traen sustento a los seres humanos como el trigo de donde se desprende el maíz. De hecho de acuerdo a los especialistas en alimentación el mundo se divide en la cultura del maíz, del trigo y del arroz, es decir por lo que consumen en determinadas regiones.

C. Con restricción sobre la sangre

Del verso cuatro al verso seis nuestro pasaje en estudio dice de la siguiente forma:

Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis. 5 Porque ciertamente demandaré la sangre de vuestras vidas; de mano de todo animal la demandaré, y de mano del hombre; de mano del varón su hermano demandaré la vida del hombre. 6 El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre.

Dios determinó que se podía comer la carne de los animales y los vegetales que había creado, pero la sangre no. La ingesta de la sangre quedó prohibida desde ese tiempo hasta nuestros días porque tanto hebreos como cristianos tienen prohibido consumir animales que no han sido desangrados y también consumir de manera directa la sangre.

En el Antiguo Testamento el Creador prescribe estos alimentos y en el libro de los Hechos queda también exceptuado el consumo de sangre y a partir de esta limitación, Dios plantea la relevancia de la vida humana que nadie puede tocar porque la vida es un don de Dios y solo él puede determinar cuando una persona se va de este mundo.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

Deja tu comentario