La Biblia dice en Isaías 53:9
Y se dispuso con los impíos su sepultura, más con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.
Introducción
Al profeta Isaías no le bastó precisar la furia que habría de caer sobre el Mesías sufriente, nos adelantó también lo que sucedería una vez muerto. Es decir, los funerales de Jesús fueron descritos también por la pluma del vidente de Dios que conoció por medio de la revelación del Espíritu Santo.
Hemos de decir que la manera en la que murió Cristo, su destino era una fosa común porque ese era el trato que se le daba a los reos del imperio romano y él fue un preso de conciencia de los romanos y por lo tanto nadie lo reclamaría por temor a que fuera identificado con un transgresor de la ley como se le consideraba a los ejecutados en la cruz.
El relato que hace Juan sobre esos momentos es muy preciso al señalar que de ser enterrado como N.N. La expresión NN, proviene del latín Nomen nescio, que significa desconozco el nombre o nombre desconocido.
Juan 19:38-42 dice lo siguiente:
Después de esto, José, el de Arimatea, pidió permiso a Pilato para llevarse el cuerpo de Jesús. José era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a las autoridades judías. Pilato le dio permiso, y José fue y se llevó el cuerpo. 39 También Nicodemo, el que una noche fue a hablar con Jesús, llegó con unos treinta kilos de un perfume, mezcla de mirra y áloe.40 Así pues, José y Nicodemo tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas empapadas en aquel perfume, según la costumbre que siguen los judíos para enterrar a los muertos. 41 En el lugar donde crucificaron a Jesús había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo donde todavía no habían puesto a nadie. 42 Allí pusieron el cuerpo de Jesús, porque el sepulcro estaba cerca y porque ya iba a empezar el sábado de los judíos.
Jesús murió como un malhechor, bueno de hecho murió con dos malhechores, pero su destino luego de morir fue distinto al de ellos porque de inmediato se movilizaron dos hombres acuadalados para tomar su cuerpo y ponerlo en una tumba especialmente preparada para una persona de recursos económicos elevados.
Pascua 2022: El doloroso camino de Cristo para salvarnos
Un camino injusto
A. Porque trataron de enterrarlo como malhechor
B. Porque lo condenaron sin justificación alguna
Llegamos al miércoles de la semana de Pascua 2022 con nuestra serie: El doloroso camino de Cristo para salvarnos y hemos desarrollado cuatro estudios basados en el libro de Isaías capítulo cincuenta y tres:
- Un camino difícil de entender 1
- Un camino solitario 2-3
- Un camino necesario 4-5
- Un camino inevitable 6-8
Isaías nos ha presentado de manera muy puntual los sucesos que ocurrirían en Jerusalén unos setencientos años antes que ocurrieran. Jesús tenía que sufrir para salvar a Israel de sus pecados, iniquidades, transgresiones y rebeliones. El precio fue elevado: la sangre de Jesús como cordero ofrecido en expiación por la maldad de su nación y el mundo.
Fue a todas luces un acto de un injusticia exagerada. A quien no había cometido ninguna maldad fue acusado mentirosamente. Quien pasó por este mundo haciendo bienes, sanando enfermos, liberando oprimidos por el diablo y compartiendo amor por doquier fue llevado a la cruz.
A. Porque trataron de enterrarlo como malhechor
La primera parte del verso que hoy meditamos dice de la siguiente manera:
Y se dispuso con los impíos su sepultura, más con los ricos fue en su muerte.
A diferencia de su nacimiento cuando llegó a este mundo en un pesebre, en su muerte Dios tenía otros planes diametralmente opuestos para Jesús. Murió como si hubiera sido un bandido, pero su sepultura fue completamente distinta porque su cuerpo se colocó en un sepulcro nuevo, labrado en una piedra, muy exclusivo.
Ese lugar era propiedad de un hombre llamado José de Arimatea, de quien no se nos dan muchos datos, pero se nos dice que fue él quien habló con Pilato para pedir el cuerpo de Jesús. Dicha familiaridad con el Procurador romano implica relaciones sociales importantes de este hombre.
Con su sepultura en una tumba de alto valor económico y con la preparación de su cuerpo con especias aromáticas también caras o de gran precio, nos queda claro que su muerte fue una injusticia que se corrigió en primera instancia colocando su cuerpo en un lugar digno de su grandeza.
B. Porque lo condenaron sin justificación alguna
La segunda parte del verso de nuestro estudio dice de la siguiente manera:
Aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.
Isaías quiso dejar en claro desde el principio que la muerte de Cristo fue injusta. Que las acusaciones en su contra fueron falsas y sin sustento, pero que fue necesaria para redimir a los hombres. La muerte del Mesías tuvo una razón que nada tenía que ver con las falsedades que se emitieron contra él.
En el segundo discurso de Pedro que registra el libro de Hechos 3:13-21, el apóstol confirma la verdad de que la muerte de Jesús fue injusta:
El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros antepasados, ha dado el más alto honor a su siervo Jesús, a quien ustedes entregaron a las autoridades y a quien ustedes rechazaron, después que Pilato había decidido soltarlo.14 En vez de pedir la libertad de aquel que era santo y justo, ustedes pidieron que se soltara a un criminal. 15 Y así mataron ustedes al que nos lleva a la vida. Pero Dios lo resucitó, y de esto nosotros somos testigos.16 Lo que ha hecho cobrar fuerzas a este hombre que ustedes ven y conocen, es la fe en el nombre de Jesús. Esa fe en Jesús es la que lo ha hecho sanar completamente, como todos ustedes pueden ver. 17 »Ya sé, hermanos, que cuando ustedes y sus jefes mataron a Jesús, lo hicieron sin saber en realidad lo que estaban haciendo.18 Pero Dios cumplió de este modo lo que antes había anunciado por medio de todos sus profetas: que su Mesías tenía que morir.19 Por eso, vuélvanse ustedes a Dios y conviértanse, para que él les borre sus pecados 20 y el Señor les mande tiempos de alivio, enviándoles a Jesús, a quien desde el principio había escogido como Mesías para ustedes.21 Aunque por ahora Jesucristo debe permanecer en el cielo hasta que Dios ponga en orden todas las cosas, como dijo por medio de sus santos profetas que vivieron en los tiempos antiguos.