La Biblia dice en Eclesiastés 11:9-10
9 Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios.10 Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad.
Introducción
La juventud es la etapa de la vida del ser humano que lo lanza al éxito o lo hunde en el fracaso. La forma en que se invierte en la etapa de mayor fuerza física, la época de los grandes sueños e ideales dará como resultado una existencia llena de satisfacciones y con muchas razones para vivir en paz durante la vejez o no.
Los canadienses tienen un dicho sobre la forma en que conducimos nuestra vida durante el paso en esta tierra. Dicen ellos que a los veinte años tenemos la cara o rostro que Dios no dio, a los cuarenta el que nos hemos ganado y a los sesenta el que merecemos. Es una forma ingeniosa de llamar nuestra atención sobre la importancia de lo que hacemos de jóvenes.
El rey sabio de Salomón llama nuestra atención sobre la relevancia del tiempo en que somos jóvenes. Él sabe perfectamente que la juventud es, además de vigor, el descubrimiento de los placeres que hay en este mundo, el encuentro con todo aquello que acelera nuestros sentidos y propicia el gusto por la vida.
La juventud es un divino tesoro, decía Dante. Y vaya que lo es. En esa etapa de la vida tenemos fuerza, una fuerza que con el tiempo disminuye, pero la juventud es un tiempo de gran fortaleza, pero de la misma manera o en la misma intensidad son los días en los que los placeres nos rodean y debemos enfrentarlos con mucha sabiduría.
Los seres humanos somos fundamentalmente el resultado de lo que hicimos con nuestra juventud. Por esa razón el sabio rey de Israel se detiene poco antes de finalizar su libro para hablarnos de la importancia de conducirnos con inteligencia durante esa etapa de nuestra vida, a fin de llegar sin mayores contratiempos a la última etapa.
Se trata de una advertencia seria, con conocimiento de causa y sobre todo basada en la observación aguda y certera del sabio que miró una y otra vez la experiencia humana sobre esta tierra.
La tragedia de un anciano puede comenzar mucho antes de llegar a esa etapa si descuida lo que hace durante su juventud. La amargura y resentimiento durante los últimos días de nuestra existencia puede ser el resultado de lo que hacemos o dejamos de hacer cuando tenemos toda la fuerza de la vida.
La vida es breve y llena de vanidades. La juventud tiene el grave riesgo de dejarnos llevar por todo aquello que en realidad no tiene importancia y llegar a la vejez sin absolutamente ninguna arma con la cual defendernos ante la falta de fuerza y la disminución de toda clase de habilidades.
El hombre se debate entre lo vano y lo eterno
Porque descuida su juventud
A. Dedicado a vivir en el placer
B. Sin saber que será juzgado por Dios
C. Dominado por el enojo y el mal
Salomón quiere que todos volteemos a la época de jóvenes para partir de allí y construir una vida con sentido y para los que ya pasaron por ella recordar que tal vez muchos de nuestros males actuales partieron de esa época.
A. Dedicado a vivir en el placer
Una parte del verso nueve de nuestro texto dice de la siguiente manera:
Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos;
Es interesante notar que Salomón sabe perfectamente que la vida en el tiempo de la juventud es esencialmente de placer y alegría. Cuando el tiempo de la niñez concluye y se pasa rápidamente la adolescencia comienza propiamente la juventud. Y la recomendación que da Salomón a todos es alegrarse, tomar placer y vivir de acuerdo a nuestros deseos.
¿Es una mala recomendación? Por supuesto que no. Todos los jóvenes, así se lo prohíban, buscarán una manera de disfrutar su vida. Algunos encontrarán placer en la música, otros en los deportes, algunos más en el arte y muchos otro más en beber, drogarse o el sexo. Esa es una realidad.
En la juventud el placer está a la puerta llamando a todos. Depende de cada persona decidir que va a permitir entrar a su vida y que no. Allí radica uno de las grandes enseñanzas de Salomón. Hacernos ver que todos los seres humanos tenemos la libertad de elegir con qué habremos de encontrar el placer en esta vida.
Se trata de una verdad incontrovertible, en la juventud decidimos qué es lo que nos llenará de alegría y por supuesto de placer. Y de esa forma lo que hacemos es decidir la clase de futuro que habremos de tener en esta vida. Los días de juventud son en realidad inversión.
B. Sin saber que será juzgado por Dios
La segunda parte del verso nueve dice de la siguiente manera:
y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios.
La juventud es de alegría y placeres, sí. Pero también es un tiempo que pasará por la revisión de Dios y entonces serán juzgadas cada una de nuestras acciones de las cuales saldremos bien o mal librados dependiendo de todo lo que hicimos cuando pasamos esos días de nuestra vida.
Salomón busca que los jóvenes pueden comprender que el mejor director para el tiempo en que todo parece estar nublado por nuestros sentidos, es Dios. El Señor es el único que puede límites en una época en la que pareciera que no hay frontera alguna para nuestros placeres.
La juventud de cada uno de nosotros será pasada por la balanza divina para recompensarnos o castigarnos según hayamos obrado. Los días de nuestra juventud son tan valiosos e irrepetibles que debemos tener en cuenta que el Creador los revisará para sancionar o premiar nuestra conducta.
La palabra “juzgará” que usa en este verso Salomón procede de la raíz hebrea “mishpat” que se traduce simplemente como un lugar donde se juzga la conducta de un hombre y se decide su responsabilidad ante un acto dañino para su prójimo o se le exonera por no tener responsabilidad alguna.
La juventud de todos tendrá un juicio y un veridicto. Lo que se haga o se deje de hacer será revisado por Dios y de esa forma sera sancionado o reconocido.
C. Dominado por el enojo y el mal
El verso diez de nuestro estudio dice de la siguiente manera:
Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad.
La versión Dios habla hoy traduce este verso de la siguiente forma:
Aleja de tu mente las preocupaciones y echa fuera los problemas porque aun los mejores días de la juventud son vana ilusión.
La versión de la Biblia de la iglesia de América lo traduce de la siguiente forma:
Aleja el mal humor de tu corazón, aparta el sufrimiento de tu cuerpo, porque juventud y cabellos negros pasan fugazmente.
La juventud esta hecha para disfrutarse, claro que sí. De hecho es tan importante que es casi una obligación pasarla bien. De ello depende grandemente que no terminemos frustrados en nuestra vida. Pero disfrutarla debe ser con límites.
La razón de este llamado a vivir de acuerdo a nuestros deseos y placeres, bajo la consigna de que seremos juzgados por Dios radica esencialmente en que la juventud es un tiempo de la vida que pasa muy rápidamente.