La Biblia dice en Eclesiastés 11:1

Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás.

Introducción

Salomón fue un rey sabio que observó la conducta de las personas y vio ciertos patrones o actitudes reiterativas y a partir de esas observaciones escribió proverbios y sentencias cuya fuerza consistía, además de encerrar una profunda verdad, en ser cortas y sencillas de aprender de memoria y citar.

El verso uno del capitulo once del Eclesiastés se ajusta exactamente a la clase de refranes o dichos que Salomón compuso y está escrito para atender un asunto que hace iguales a todos los seres humanos de todos los tiempos y todas las culturas: te temor o miedo al futuro o porvenir.

En los primeros seis versos de este penúltimo capítulo de este libro, el Qohelet aborda ese tema con diversos proverbios. Hoy estudiaremos el primero de ellos que es una sentencia relacionada con el comercio de granos a través de los barcos. La expresión echa tu pan sobre las aguas de ningún modo debe tomarse literal.

Es decir no significa que vayas a la panadería compres pan y te dirijas a un río y allí avientes ese producto o lo tires por el caño de aguas residuales. La palabra pan tiene un sentido metafórico para referirse al grano con el que se produce y arrojarlo a las aguas, en plural, se refiere al mar.

La frase, entonces, cobra un cariz distinto porque significa que debía arriesgarse transportando ese grano por barcos para comercializarlo, solo así se entiende la frase “después de muchos días lo hallarás” porque es una inversión, no un desperdicio o una actitud insensata.

Lo que Salomón quiere decirnos es que debemos tener el valor, el arrojo y la determinación para todos aquellos proyectos que tienen como requisito o como desafío arriesgar porque su recompensa, premio o galardón están ligados al futuro. Es una forma de decirnos que lo que hoy hagamos tendrá su repercusión más tarde.

El hombre se debate entre lo vano y lo eterno cuando le falta arrojo para acometer empresas personales, para asumir riesgos ante decisiones complejas y para alcanzar metas en las que se requiere de manera indispensable correr peligros.

El hombre se debate entre lo vano y lo eterno

Porque le falta arrojo

A. Para correr riesgos
B. A pesar de que obtendrá beneficios

La Biblia llama a la prudencia y a la sensatez por supuesto que sí. Pero eso no quiere decir de ningún modo inmovilizarnos. Hay proyectos que inevitablemente conllevan incertidumbre. De hecho el futuro es incertidumbre y a pesar de ello o contra ello el hombre debe actuar.

Hacer o no hacer, moverse o quedarse estático es una disyuntiva que todos los seres humanos enfrentamos. En algunos casos tendremos que quedarnos callados o parados o detenidos, pero en otras tendremos que movernos a pesar de que en esa decisión nos adentremos a una aventura con un final inesperado.

A. Para correr riesgos

Es evidente que no estamos hablando de poner en riesgo nuestra vida. Nadie debe arriesgarla porque es el bien más preciado que hay en este mundo. Pero lo que si podemos poner en riesgo y debemos poner en riesgo son todas aquellos bienes o talentos que se reproducirán o multiplicarán si nos arriesgamos.

Algunos psicólogos suelen decir que dependiendo la primera mano que tomamos para cortarnos las uñas nos gusta correr riesgos o no. Por ejemplo si el diestro comienza cortándose primero las uñas de la mano izquierda, le gusta resolver primero los problemas sencillos, pero si comienza por cortarse las de la mano derecha, entonces primero resuelve lo fácil.

Digo lo anterior porque casi todos los seres humanos queremos que todo sea fácil en la vida, en otras palabra ante la posibilidad de tener que correr riesgos al hacer un negocio o al tomar una decisión, muchos optamos por no hacerlo porque supone una dificultad para nosotros.

Sin embargo debemos entender que correr riesgos razonables nos ayuda a crecer en confianza en nuestras capacidades y eso a la larga nos hacer madurar porque si tenemos la osadía de enfrentar un reto o desafío y fracasamos habremos tenido un aprendizaje que a la larga nos servirá.

Salomón nos está llevando justamente por esta senda. La de arriesgarnos. La de confiar en el futuro porque allí está Dios.

B. A pesar de que obtendrá beneficios

Después de muchos días lo hallarás, dice el Eclesiastés en este texto, luego de conminarnos a asumir riesgos en nuestra vida. En otras palabras nos pide que seamos capaces de medir costo-beneficio en las decisiones que tomamos.

En la parábola de los talentos encontramos una explicación muy importante de lo que Salomón escribió.

En Mateo 25: 14-25 encontramos lo siguiente:

14 Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. 15 A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. 16 Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. 17 Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos.18 Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. 19 Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. 20 Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. 21 Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. 22 Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. 23 Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. 24 Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; 25 por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo.

Los primeros dos hombres se arriesgaron invirtiendo los talentos que recibieron, el tercero ni siquiera lo hizo. Ellos recibieron sus ganancias, el último de ellos le quitaron el talento que le habían dado y no recibió absolutamente nada.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

Deja tu comentario