La Biblia dice en Eclesiastés 11:2-3
Reparte a siete, y aun a ocho, porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra. Si las nubes fueren llenas de agua, sobre la tierra la derramará; y si el árbol cayere al sur, o al norte, en el lugar que el árbol cayere, allí quedará.
Introducción
El futuro es incierto. La prueba fehaciente de esta declaración la estamos viviendo de la manera más cruda que jamás imaginamos. La pandemia del Covid-19 sorprendió absolutamente a todos. Ningún gobierno estaba listo. Tuvieron que pasar casi 15 meses para que se tuviera la primera vacuna contra esta enfermedad.
Nadie, absolutamente nadie, pudo ver esto o más bien pudo prever esto. Los hospitales no tenían capacidad para recibir a tantos enfermos. La gente no estaba acostumbrada a estar en su casa, las escuelas jamás imaginaron que cerrarían por casi dos años. No, definitivamente nadie tuvo siquiera un atisbo de lo que se venía.
El autor del Eclesiastés sabía perfectamente que el porvenir es desconocido para el ser humano y por tal razón desconoce como actuar en el presente para enfrentarlo cuando llegue con todas sus calamidades, tristezas, dificultades y problemas que ensombrecen nuestra existencia.
El Predicador quiere dejar bien en claro que el mañana es una prerrogativa negada al hombre. Que sucederá al día siguiente no lo sabemos ni en términos de lo que sucederá personalmente, ni muchos lo que ocurrirá colectivamente y eso hace que la vida se torne inestable para muchos.
Lo que Salomón quiere que comprendamos es que ante los días venideros el hombre está en completa indefensión porque no puede saber que ocurrirá. Ante los días buenos, el hombre se adapta rápidamente, pero ante los días malos las dificultades para aceptarlos y vivir sin sobresaltos es muy complicado.
El rey sabio de Israel sabe que es insospechable cuando vendrán los días malos sobre las personas, de saberlo se prepararían para poder enfrentarlos, pero eso nunca sucederá porque llegan de improviso, sin avisar, sin anunciarse, de pronto ya están completamente instalados en nuestra vida.
El Qohelet nos lleva a considerar esos casos y nos da una fórmula para librar sin tantos sobresaltos esos complicados días.
El hombre se debate entre lo vano y lo eterno
Porque le falta generosidad
A. Para enfrentar las calamidades del futuro
B. Para enfrentar las calamidades inevitables
Salomón pide repartir a siete y aún a ocho. La versión Dios Habla Hoy prefiere traducir este verso de la siguiente manera: “comparte lo que tienes lo más que puedas, pues no sabes el mal que puede venir sobre el país.” La frase comparte o reparte a siete y aún a ocho es una expresión que busca resaltar el máximo o más alto concepto de una acción.
En este caso, es un llamado a ser generoso o solidario de una forma completa, es decir a apoyar incondicionalmente a quien este padeciendo una necesidad y compartir con él para sus necesidades. Se trata en pocas palabras de una actitud desprendida con nuestros bienes o posesiones para ayudar a quienes requieren auxilio material.
El hombre es egoísta por su misma condición pecaminosa. Dar a los demás cuesta mucho trabajo porque generalmente se piensa que al dar perdemos nuestros bienes, pero desde la perspectiva bíblica es algo inexacto. Pablo escribió que era más dichoso dar que recibir, a fin de alentar la generosidad de los creyentes de la iglesia del primer siglo.
Salomón nos dice que el hombre ha de ser generoso con su semejante al punto de comprometerse con todo el corazón y nos da una razón que nos ayudará para entender porque nos pide una acción como esa.
A. Para enfrentar las calamidades del futuro
Salomón parece ir en sentido contrario porque para prepararse ante el futuro incierto lleno de eventos inesperados y también de adversidades, pide que las personas compartan o repartan. Por el contexto de los versos, podemos señalar que se trata de ayudar con pan a los que no tienen.
Ayudar a los necesitados con tal determinación que se despliegue con toda la intención de hacer por ellos más allá de nuestras propias fuerzas, como si se tratara de nosotros mismos. La idea es hacer por los demás como si cada uno de nosotros estuviera en su situación precaria y urgida.
Según Salomón esa es la mejor manera de enfrentar el futuro incierto, haciendo hoy por los demás. La razón es sencilla, lo que hagamos hoy por los necesitados será justamente lo que se hará por nosotros cuando a nuestra vida llegue alguna calamidad o desastre que nos ponga en una condición de indigencia.
B. Para enfrentar las calamidades inevitables
El verso tres de nuestro texto de estudio dice de la siguiente manera: Si las nubes fueren llenas de agua, sobre la tierra la derramará; y si el árbol cayere al sur, o al norte, en el lugar que el árbol cayere, allí quedará.
Hay dos verdades en estas dos afirmaciones. La primera es que la lluvia siempre cae en la tierra. La segunda que cuando un árbol cae, no importa hacia donde lo hace, al final de cuentas quedará en su propio lugar. Es una forma de reiterar que hay situaciones inevitables en la vida de las personas.
De pronto nosotros quisiéramos escapar de ciertas circunstancias o de ciertos problemas, pero lo que el autor del Eclesiastés nos esta diciendo es que hay situaciones que vendrán a nuestra vida tarde o temprano y no podremos evitarlas por más que hagamos para no encontrarnos con ellas.