La Biblia dice en Juan 1:10

“Aquel que es la Palabra estaba en el mundo; y, aunque Dios hizo el mundo por medio de él, los que son del mundo no lo reconocieron.”

Juan escribió su evangelio a finales del siglo primero, cuando las primeras herejías sobre Jesús, negando su divinidad y resaltando su humanidad, comenzaban a penetrar en la iglesia primitiva, una falsa enseñanza que a través de su evangelio corrigió y por eso comienza hablando del Cristo preexistente. Es decir, Jesús, era mucho antes de la encarnación.

En el verso que hoy meditamos, el llamado discípulo amado hace tres afirmaciones: 1. El Verbo, la Palabra o Jesucristo estaban en el mundo. 2. El mundo fue hecho por medio del Verbo o la Palabra y 3. El mundo no pudo reconocer en Jesús al Verbo o Logos que vino al mundo.

La intención de Juan es hacernos pensar que al Jesús que nosotros seguimos ha estado siempre y como testimonio de esta verdad podemos ver toda la creación. Cuando Dios habló en el Génesis, en realidad estaba usando al Verbo como el Creador de todas las cosas, por eso dice Juan que todo fue creado por medio de él.

El gran problema de la humanidad es que no pudo reconocer a Jesús cuando estuvo en la tierra. Las siete señales que registra el evangelio de Juan fueron hechas justamente para atestiguar que el Verbo estaba en la tierra. No pudieron descubrirlo con el agua convertida en vino. Con el paralítico de Betesda levantado, el hijo del noble sanado, el ciego de nacimiento curado, la multiplicación de los panes, su caminar sobre el mar y la resurrección de Lázaro.

Había tal incapacidad en los hombres en aquellos días como lo sigue habiendo en nuestra época donde la vida de Jesús para muchos es una historia del pasado, para otros sus enseñanzas no tienen pertinencia en un mundo lleno de tecnología y para otros es un simple maestro semejante a Platón, Aristóteles y otros.

El mundo fue hecho por el él, dice Juan, afirmando una verdad que el hombre se ha empecinado en negar aunque para ello recurran a una y mil teorías nunca comprobadas, basadas en suposiciones en las que se requiere más fe que en la declaración sencilla de que Dios es el Creador de todo.

Juan desmantelaba de esa forma las teorías filosóficas de los griegos que por siglos debatieron el origen de todo. El origen es Cristo y estaba en el mundo y cuando se manifestó lo rechazaron. Una triste verdad, porque a pesar de las afirmaciones certeras de Jesús, el mundo sigue buscando el génesis de todo.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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