La Biblia dice en Salmos 76:11

“Prometed, y pagad a Jehová vuestro Dios ; todos los que están alrededor de él, traigan ofrendas al Temible.”

Asaf compuso este salmo para mostrarnos que Dios es temible. Es palabra o ese adjetivo, además de definir perfectamente al Señor, nos lleva a considerar muy seriamente frente a quién estamos cuando nos dirigimos al Dios de Israel, que conocemos gracias a la persona de Jesucristo.

No es cualquier clase de Dios. De hecho Asaf compuso este salmo justamente para demostrar a todos los hebreos que el Señor de los ejércitos de ningún modo es cómo los dioses de otras naciones. Senaquerib, rey Asirio quiso demeritarlo y compararlo con los ídolos mudos de las naciones vecinas de Israel, pero el Señor mismo le demostró que estaba equivocado.

El autor del salmo quería y quiere enseñarnos como relacionarnos con ese Dios que no necesita que nadie lo defienda porque se defiende solo. Que humilla a quien blasfema contra él y castiga severamente a todos aquellos que le faltan al respeto y hablan mal de su nombre. Un Dios que indignado se enoja y su ira destruye al causante de ella.

En primer lugar ese Dios temible desea que sus seguidores se comprometan con él. Compromisos firmes, sin titubeos y sin hipocresía. Dios pide que al hacerle una promesa la cumplamos. Si le hemos dicho que le serviremos, lo cumplamos confiando siempre que él nos sostendrá cuando dudamos.

En segundo lugar el Temible, como le llama Asaf, desea que sus hijos traigan ofrendas al Creador. Dios en realidad no necesita nada pues es el dueño de toda la tierra y de todo el universo. Entonces, cuál es la razón por la que pide ofrendas. En realidad ni las necesita, pero desea que los hombres confíen en él.

Las ofrendas son una especie de mecanismo diseñado por Dios para enseñarle a sus hijos a depositar toda su confianza en él. A decirle con sus ofrendas que ellos no confían en lo que tienen sino en el que le ha dado todas las cosas que tienen.

Compromiso y confianza son las demandas que pide el Temible. El que no necesita nada ni a nadie para existir demanda que sus hijos se comprometan con él. Quien le teme se compromete y confía en él. Quien finge temerle ni se compromete ni se abandona en sus manos para que el obre y haga ver porque es temible en esta tierra.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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