La Biblia dice en Eclesiastés 4: 4-6

He visto asimismo que todo trabajo y toda excelencia de obras despierta la envidia del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad y aflicción de espíritu. 5 El necio cruza sus manos y come su misma carne. 6 Más vale un puño lleno con descanso, que ambos puños llenos con trabajo y aflicción de espíritu.

Introducción

Salomón aborda con sus lectores los dos extremos en los que puede caer el hombre con su trabajo, labor, actividad, obra y empleo en esta vida. Según el rey sabio de Israel, las personas o son adictas a su trabajo o definitivamente se desentienden completamente de su responsabilidad y caen en la improductividad.

El trabajo es una actividad humana a la que le dedicamos mucha parte de nuestra existencia. La mayoría de las personas comienzan sus actividades económicas antes de alcanzar la mayoría de edad, otras un poco después de ese tiempo y muy pocos después de cursar una carrera profesional. Pero todos tienen que a trabajar. Claro hay excepciones.

Por supuesto que hay otras personas, que no trabajaron durante su juventud, no lo hicieron tampoco como adultos y así viven. Esa es una realidad. El trabajo para muchos es una actividad que rechazan ya sea porque no tienen ningún oficio o formación o porque definitivamente no quieren hacer nada. Viven en la ociocidad.

Salomón observó que en el mundo se encuentran estas dos clases de personas: los que trabajan mucho o lo que de plano no hacen nada. Ambas situaciones merecieron unas palabras para el monarca porque forman parte del devenir de los seres humanos sobre la tierra. Salomón nos presenta a los adictos al trabajo y a quienes le repele.

En los tres versos que estudiaremos en esta ocasión Salomón nos lleva por ese aspecto en la vida de los seres humanos. Desea que reflexionemos seriamente sobre la manera que nos comportamos frente a nuestro trabajo. Lo hace para que veamos la clase de personas que surgen con respecto a la labor que les ha tocado desempeñar en este mundo.

Salomón presenta este conflicto en tres puntos o una estructura tripartita. Recurre para ello a sus proverbios y llega a una conclusión para que sus lectores puedan encontrar un equilibrio entre el exceso de trabajo y la ocisiodad y llega a una conclusión.

El hombre se debate entre lo vano y lo eterno

Cuando el trabajo lo desequilibra

I. Porque su labor es excesiva
II. Porque abandona su labor
III. Porque necesita un equilibrio

Es un hecho que los seres humanos deben trabajar. La Biblia enseña que el que no trabaja que no coma. Eso quiere decir que un empleo o actividad que le traiga ingresos al hombre es indispensable no solo para llenar o satisfacer sus necesidades materiales, sino también para tener una ocupación.

Cuando Salomón vio como los seres humanos desahogaban esta necesidad descubrió que había dos clase de personas, que nos va a presentar para llamarnos a moderarnos o reforzar lo que hacemos durante nuestro paso por la tierra. No hay que olvidar que la intención de Eclesiastés es llamar nuestra atención para hacer de una existencia algo más allá de lo vano.

El hombre se debate entre vano y lo eterno y el trabajo puede jugar para él como un auxiliar o lo puede hundir en esa permanente desesperación que lo persigue desde que nace hasta que muere.

I. Porque su labor es excesiva

El verso cuatro de nuestro estudio dice así: He visto asimismo que todo trabajo y toda excelencia de obras despierta la envidia del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.

En una primera instancia parece que el Predicador nos esta diciendo que alguien que hace su trabajo con excelencia o hace bien su labor lo único que atrae sobre sí mismo es envidia. Algo que ciertamente ocurre en este mundo: personas que en lugar de buscar imitar el esfuerzo de otros se dedican a envidiarlos.

Mucho podríamos hablar sobre ese tema. La envidia, un defecto del alma con el que todos nacemos y que nos hace “arder” o nos “quema” que la exteriorizamos de las más diversas maneras. Algunos detestando, otros criticando y en ocasiones demeritando el esfuerzo de los demás con las más diversas invenciones.

Sin embargo, el sentido de este texto lo encontramos mejor si recurrimos a otras versiones de la Escritura. Aquí les presentó al menos tres distintas.

La versión Dios Habla Hoy de la Biblia dice así:

“Vi también que el mucho trabajar y el éxito en una empresa provocan la envidia de unos contra otros, y esto también es vana ilusión y querer atrapar el viento.”

La Traducción al lenguaje actual lo hace de la siguiente forma:

4 También vi que todos trabajan y buscan progresar sólo para tener más que los otros. Pero tampoco esto tiene sentido, porque es como querer atrapar el viento.

A su vez, la Nueva Traducción Viviente lo hace así:

4 Luego observé que a la mayoría de la gente le interesa alcanzar el éxito porque envidia a sus vecinos; pero eso tampoco tiene sentido, es como perseguir el viento.

Lo que Salomón nos esta diciendo es que en realidad hay mucha gente que se vuelve adicta al trabajo motivada solo por la envidia porque al ver que otros tiene recursos, ellos también quieren tener dinero y eso es lo que los mueve. Lo que quiere decir que el mucho trabajar y el éxito trae como consecuencia el deseo insano de otros de tener eso o más que otros.

El exceso de trabajo motivado por la envidia es vanidad, una ilusión o querer atrapar el viento o perseguirlo porque no es la motivación correcta para desempeñar una labor a nuestro paso sobre la tierra. La persona que mucho trabaja basada exclusivamente en esta motivación quedará frustrada.

Nunca será bueno dejarse arrastrar por la envidia porque nunca produce nada bueno, según vemos en los siguientes textos que encontramos en la Escritura.

Job 5: 2

Es cierto que al necio lo mata la ira, y al codicioso lo consume la envidia.

Proverbios 14: 30

El corazón apacible es vida de la carne, más la envidia es carcoma de los huesos.

Proverbios 27: 4

Cruel es la ira, e impetuoso el furor; más ¿quién podrá sostenerse delante de la envidia.

Eclesiastés 9: 6

También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol.

La envidia como motor para impulsar nuestra labor nunca será la mejor decisión. Es muy dañina para el alma y debemos luchar contra ella todo tiempo y no dejar dominarnos por esos insanos impulsos que trae consigo ese mal presente en la humanidad desde que apareció sobre la tierra.

Hay personas que tienen ese mal y por eso Salomón nos advierte del gran riesgo que se corre al trabajar y trabajar con esa actitud. Es actuar sin sentido o como lo llama él: es aflicción de espíritu.

II. Porque abandona su labor.

Dice el verso cinco de nuestro estudio: El necio cruza sus manos y come su misma carne. De esa forma Salomón nos lleva al otro extremo de quien es adicto al trabajo: la ociosidad y la pereza.

Conocedor de la naturaleza humana como ningún otro monarca, Salomón sabía perfectamente que su advertencia sobre el trabajo excesivo entre sus lectores provocaría en algunos irse al otro extremo, por ello lanza la advertencia que esa clase de conducta a lo único que llevará a las personas es a la extrema necesidad.

El ocioso o perezoso es un ser que se ha alejado de toda actividad que le permita tener ingresos porque simplemente no quiere trabajar. La ociosidad y la pereza, ambos vinculados porque no se pueden divorciar, son de los temas sobre los que escribió Salomón en sus Proverbios.

Justamente en se libro encontramos la siguiente cita:

Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio; 7 la cual no teniendo capitán, ni gobernador, ni señor, 8 prepara en el verano su comida, y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento. 9 Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir?¿cuándo te levantarás de tu sueño? 10 Un poco de sueño, un poco de dormitar, y cruzar por un poco las manos para reposo; 11 Así vendrá tu necesidad como caminante, tu pobreza como hombre armado.

Es evidente que Salomón no esta buscando que sus lectores renuncien al trabajo para refugiarse en la pereza. Absolutamente no. Lo que está haciendo es presentar los dos extremos que podemos encontrar a la hora de dedicarnos a buscar nuestro sustento diario a fin de encontrar un equilibrio.

III. Porque necesita un equilibrio

El verso seis de nuestro estudio dice así:

6 Más vale un puño lleno con descanso, que ambos puños llenos con trabajo y aflicción de espíritu.

Salomón nos lleva de esta forma al punto intermedio entre el exceso de trabajo y la ociosidad o pereza. Ni tanto que haga imposibles llevar una existencia pacífica y reposada, pero tampoco nada de nada de tal forma que padezcamos necesidad.

La Nueva Versión Internacional traduce este verso de la siguiente forma: Más vale poco con tranquilidad que mucho[a]con fatiga… ¡corriendo tras el viento!

Pensar que todos los demás tienen lo mejor y con ello perseguir las riquezas con adicción al trabajo es una expresión de insatisfacción, pero creer que no hacer nada es mejor alternativa es una grande y grave equivocación. Lo mejor siempre será trabajar sin afán y descansando aunque eso implique tener vacío un puño.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

Deja tu comentario