La Biblia Juan 7:1-9

Después de estas cosas, andaba Jesús en Galilea; pues no quería andar en Judea, porque los judíos procuraban matarle.2 Estaba cerca la fiesta de los judíos, la de los tabernáculos; 3 y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces. 4 Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo. 5 Porque ni aun sus hermanos creían en él. 6 Entonces Jesús les dijo: Mi tiempo aún no ha llegado, mas vuestro tiempo siempre está presto. 7 No puede el mundo aborreceros a vosotros; mas a mí me aborrece, porque yo testifico de él, que sus obras son malas.8 Subid vosotros a la fiesta; yo no subo todavía a esa fiesta, porque mi tiempo aún no se ha cumplido. 9 Y habiéndoles dicho esto, se quedó en Galilea.

Introducción

Los hermanos de Jesús son mencionados en varios pasajes de los evangelios. En Marcos los encontramos mencionados cuando junto con su madre buscan a Jesús y él les dice a sus interlocutores que le avisan que lo están buscando que sus hermanos y su familia son todos aquellos que hacen la voluntad de Dios.

Juan escribe sobre ellos y dice abiertamente que ellos no creían en Jesús. Lo que nos habla de la fuerte presión familiar que había sobre Jesús, pero también de su perfecta humanidad. Si él hubiese tenido alguna característica diferente a ellos, sin ninguna resistencia ellos habrían aceptado que era el Hijo de Dios, pero era idéntico a ellos en su humanidad.

Juan nos dice con toda claridad que la diferencia entre ellos era clara respecto a lo que Jesús hacía y cómo lo hacía y sobre todo cuándo lo hacía. Ellos lo veían como un maestro, no como el Señor y mucho menos como su Salvador y eso los hizo hablar con él de manera áspera para pedirle que fuera a Jerusalén a la fiesta de los Tabérnaculos a darse a conocer.

Esa petición, solicitud o exigencia sirvió a Jesús para enseñarles y mostrarnos a nosotros que los tiempos del Señor son completamente distintos a los tiempos humanos. Ellos querían que Jesús se ajustará a su agenda, que el Señor se sometiera a lo que a su juicio era lo más oportuno, pero Jesús lo rechazó.

Jesús dejó en claro que en esta vida nos vamos a encontrar personas que se toman muy en serio el tiempo como si fuera de ellos y quieren a la fuerza someternos a sus tiempos, algo que no debe ser así, particularmente cuando se trata de ajustarnos con la voluntad de Dios que nos pide en primer lugar entregarle nuestra vida.

El vital camino de lo natural a lo espiritual
Para ajustarnos al tiempo de Dios
A. Porque necesitamos ser prudentes
B. Porque no podemos seguir el tiempo de otros
C. Porque el tiempo de los hombres es imperfecto

Juan precisa el tiempo de esta discusión: ocurre en víspera de la fiesta de los Tabernáculos que se conoce con otras versiones como la festividad de las tiendas, las chozas o enramadas y que los hebreos conocen como Sucot, que justamente quiere decir en español tiendas en recordatorio de su peregrinaje de Egipto a la tierra prometida durante cuarenta años.

Era una celebración que reunía en Jerusalén a muchas personas tanto de Israel como de otras latitudes del imperio romano. Sería una magnífica oportunidad para que Jesús se manifestara, según el pensamiento de sus hermanos, que no creían en él, es decir no eran conversos, ni seguidores.

Esa condición los volvía inportunos, imprudentes e insensatos para opinar sobre la vida y obra de su hermano y por eso Jesús les contesta como lo hace, con respeto, pero con autoridad, como corresponde contestar a aquellos que sin aceptar a Jesús como Salvador quieren influir en nuestra vida.

A. Porque necesitamos ser prudentes

El verso número uno del capítulo siete de Juan dice de la siguiente manera:

Después de estas cosas, andaba Jesús en Galilea; pues no quería andar en Judea, porque los judíos procuraban matarle.

Juan utiliza en su evangelio la expresión “judíos” para referirse a la clase gobernante y dominante de Israel en esos días. Ellos querían matar a Jesús porque ponía en grave riesgo el sistema económico que ellos impulsaban basados en la religiosidad de la gente. No en balde Jesús los acusó de haber convertido la casa del Señor en una cueva de ladrones.

Jesús optó por tener precaución con ellos. Él sabía perfectamente que era inevitable e inexorable subir a Jerusalén y ser sacrificado a manos de ese grupo dominante integrado por fariseos, escribas y sacerdotes, pero iría cuando Dios así lo determinara y no cuando la gente o sus propios hermanos lo exigieran.

El manejo del tiempo de Jesús fue perfecto. No se dejó llevar por la presión a la que fue sometido ni aunque viniera de sus propios hermanos. A pesar de que podía sortear las amenazas de sus adversarios Jesús optó por no hacer su labor abiertamente en esa fiesta a la manera que sus hermanos querían que la hiciera.

El capítulo siete de Juan nos dice que Jesús si fue a la fiesta, predicó allí y en efecto lo quisieron detener, pero no lo lograron porque quienes iba a ir por él no pudieron hacerlo maravillados por las palabras que salían de su boca y porque en realidad el tiempo de su sacrificio aun no había llegado.

El manejo del tiempo debe hacerse con prudencia. Jesús lo hizo de esa forma y debemos imitarlo para ajustarnos al tiempo de Dios y no a nuestro tiempo, es decir debemos tener conciencia a la hora de tomar nuestras decisiones consultado a Dios si lo que vamos a hacer o decidir es lo mejor o no.

B. Porque no podemos seguir los tiempos de otros

Del verso dos al verso cinco encontramos estas palabras:

Estaba cerca la fiesta de los judíos, la de los tabernáculos; 3 y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces. 4 Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo. 5 Porque ni aun sus hermanos creían en él.

En las palabras de los hermanos de Jesús encontramos expresiones precipitadas, los vemos apurados y empujando a Jesús para que manifestara claramente sus pretenciones mesiánicas que a juicio de ellas era inverosímiles porque para ellos no era más que su hermano y nadie más.

Para ellos la única manera de comprobar que Jesús era lo que decían quienes lo seguían era que saliera de Galilea, se trasladara Judea, especificamente a Jerusalén y allí hiciera una clara y contundente manifestación de su poder para entonces darse a conocer como lo que todos quienes le rodeaban decían que era.

La frase “darte a conocer”, algunas versiones la traducen como “hacerte publicidad”.

Ellos vieron en la fiesta de los tabernáculos la perfecta oportunidad para que Jesús de una vez por todas dijera quien era realmente. Ellos le decían eso a Jesús no porque fueran a participar en lo que él hiciera, sino más bien porque ni ellos creían en él. Juan subraya este hecho para mostrarnos la triste condición de ellos.

Nos queda clara que ellos querían manejar el tiempo de Jesús. Se querían erigir en los encargados de administrar los días, las semanas y los meses de Jesús, pero por un interés genuino de su ministerio, sino porque les urgía saber con exactitud quien en realidad era ese personaje.

Pero lo que parecía tan lógico, no entraban en los planes del Señor. Ese tiempo era de ellos, pero no del Creador por eso Jesús les dice que suban ellos.

C. Porque el tiempo de los hombres es imperfecto

Jesús respondió así a sus hermanos:

Entonces Jesús les dijo: Mi tiempo aún no ha llegado, mas vuestro tiempo siempre está presto. 7 No puede el mundo aborreceros a vosotros; mas a mí me aborrece, porque yo testifico de él, que sus obras son malas.8 Subid vosotros a la fiesta; yo no subo todavía a esa fiesta, porque mi tiempo aún no se ha cumplido. 9 Y habiéndoles dicho esto, se quedó en Galilea.

Jesús les respondió a sus hermanos que su tiempo no había llegado, pero el de ellos estaba a su mano, a su disposición para hacer conforme ellos decidieran hacer, con lo que dejó en claro que los hombres tienen la ocasión para hacer conforme a sus deseos, sin embargo eso no significa necesariamente que sea la voluntad de Dios.

La palabra tiempo que se repite tres veces en este pasaje procede de la palabra griega “kairos” que se traduce en otros pasajes como oportunidad. Para los hermanos de Jesús, la celebración de Sucot era la oportunidad para que Jesús se manifestara, sin comprender que el odio que había contra él sería la causa de su martirio.

Las palabras que Jesús les dirige a sus hermanos muestra claramente que a ellos nos los odiaban, pero a él sí. En esas palabras podemos comprender la oposición que ya vivía Jesús en esos días, sobre todo en Jerusalén donde estaba asentados los poderes político y religioso de Israel.

Es notorio que el ministerio de Jesús resultó incomprensible para sus propios hermanos. Tan resultó incomprensible que requirieron explicarles que lo que para los hombres parece una oportunidad no necesariamente es una oportunidad que Dios está abriendo y ante ello se debe tener cuidado.

Para ello es y será necesario la paciencia a fin de no tomar decisiones precipitadas o abrazar causas antes de tiempo.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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