La Biblia dice en Juan 7:40-44
Entonces algunos de la multitud, oyendo estas palabras, decían: Verdaderamente este es el profeta. 41 Otros decían: Este es el Cristo. Pero algunos decían: ¿De Galilea ha de venir el Cristo? 42 ¿No dice la Escritura que del linaje de David, y de la aldea de Belén, de dónde era David, ha de venir el Cristo?43 Hubo entonces disensión entre la gente a causa de él. 44 Y algunos de ellos querían prenderle; pero ninguno le echó mano.
Introducción
Jesús era un perfecto desconocido para la mayoría de los hebreos. Muchos lo conocieron por sus señales. Juan nos presenta siete de ellas en su evangelio, pero el Señor hizo muchas más, pero con ellas el evangelista quería ofrecer a los lectores de su obra otros datos que les permitieran conocer en realidad quien era el Hijo de Dios.
Por eso nos presenta una de las discusiones que ocurrieron una vez concluida la fiesta de los Tabernáculos ya que ese día Jesús hizo una invitación para que se acercaran a su persona y les ofreció ríos de agua viva, una expresión conocida por los lectores de la Tanaj hebrea ya que Isaías, Ezequiel y Zacarías hablan de un río de agua viva que tendrían los judíos.
Por supuesto los profetas hablaban en sentido figurado, pero Jesús no. Él se refería al Espiritu Santo que habrían de recibir todos los creyentes a partir de su arribo a la tierra, lo que ocurrió justamente en el día del pentecostés, pero ese ofrecimiento no fue entendido por quienes lo escucharon.
Lo que provocó fue una agria discusión entre cuatro grupos: 1. Los que pensaban que Jesús era el profeta que Moisés anunció en el libro de Deuteronomio. 2. Que era el Mesías descrito por los profetas. 3. Los que cuestionaban acremente la posibilidad de que Jesús fuera el Mesías si era un galileo o un belenita o nacido en Belén y 4. Los que lo veían como un impostor y querían detenerlo por cualquier causa.
Este desacuerdo que nos presenta Juan sirve para conozcamos los pormenores entre la sociedad judía asentada en Jerusalén ante la presencia de Cristo. Una total confusión, una completa ignorancia sobre Jesús y una actitud poco sensible para acercarse más a él y conocer quien era en realidad.
A los israelitas del tiempos de Jesús les sucedió lo que le pasa a muchas personas: no logran precisar la naturaleza, vida y obra de Jesús y en lugar de buscar una mejor compresión sobre él o acercarse a su vida para saber quien en realidad es, se refugian en la descalificación y en la ignorancia.
El vital camino de lo natural a lo espiritual
Para conocer a Jesús de manera personal
A. Para no divagar sobre su persona
B. Para tener una comunión íntima con él
C. Para no provocar divisiones
Según el relato de Juan la gente de aquellos días, como la de hoy también, se dejaban llevar por la opinión de los demás. No tenían una concepción personal de quien era Jesús. Cuando uno desconoce la vida y obra de Jesús es muy fácil que uno se deje arrastrar por la opinión de otros, lo que nos llevará al error de otros si lo que piensan está equivocado.
A. Para no divagar sobre su persona
Conocer a Jesús es un gran reto para todos. La única manera de descubrir, quién es y qué quiere de nosotros es a través de su palabra. La Escritura es la única herramienta que tenemos para despejar cualquier duda sobre la persona del Señor Jesucristo. Sobre Jesús hubo muchas hipótesis sobre quién era.
En el pasaje que tenemos en esta ocasión se dice que era el Profeta, Cristo o un embustero que era necesario encarcelar. En Mateo 16 encontramos que algunos pensaban que era Elías, otros Juan el Bautista o algún profeta y algunos llegaban al extremo de pensar que podría ser Jeremías.
Ante tal número de opiniones era evidente que nadie se había tomado el tiempo para acercarse a ese personaje para conocerlo y eso tuvo como consecuencia tal cantidad de percepciones y eso es lo que sucede cuando una persona no se toma con seriedad saber sobre algo o alguien.
B. Para tener una comunión íntima con él
Los versos cuarenta y uno y cuarenta y dos nos revelan el grado de desconocimiento que los contemporáneos de Jesús tenía sobre él.
Otros decían: Este es el Cristo. Pero algunos decían: ¿De Galilea ha de venir el Cristo? 42 ¿No dice la Escritura que del linaje de David, y de la aldea de Belén, de donde era David, ha de venir el Cristo?
Nadie sabía donde había nacido. No sabían que Cristo era un avecindado de Nazaret, que en realidad treinta años antes sus padres habían ido a la ciudad de Belén al censo que había ordenado César Augusto y en consecuencia había visto la luz del mundo justo en esa ciudad.
Pero, ¿cómo saber eso? La única manera de conocer a una persona de manera profunda es conviviendo con ella. Los apóstoles que convivieron con él más tiempo que la mayoría de los hebreos sabían perfectamente la historia sobre el lugar de nacimiento de Cristo no era Nazaret. Ellos sabían que había nacido en Belén.
En ese tiempo no había manera de conocer el lugar de nacimiento de una persona como lo sigue siendo ahora. No todos los que viven en Oaxaca son de Oaxaca, pero asumimos que son de aquí. En el caso de Cristo lo que ocurrió fue verdaderamente dramático: nadie sabía de dónde era y cuando alguien dijo que podía ser el Cristo, los opinadores de inmediato señalaron que era de Galilea y eso automáticamente lo desacreditaba.
Lo interesante es que lo decían con tanta seguridad y al hacerles caso los que pensaban que era el Cristo cometían un grave error porque los tomaban en consideración cuando en realidad no sabían nada. Eso nos lleva a concluir que hay que escuchar y atender a quienes conocen a Cristo no a quienes no tienen la más remota idea de quién es y qué hace.
D. Para no provocar divisiones
Los dos últimos versos de nuestro pasaje en estudio dicen así:
Hubo entonces disensión entre la gente a causa de él. 44 Y algunos de ellos querían prenderle; pero ninguno le echó mano.
Visiones tan encontradas sobre Jesús provocaron una tremenda división entre los hebreos que fue aprovechada por aquellos que sentían que los sermones de Jesús ponían en riesgo sus intereses y entonces decidieron detenerlo y tratarlo como un simple mortal que provocaba sedición entre los israelitas.
Es notorio que los que escucharon a Jesús u oyeron hablar de él asumieron una posición que no pudieron esclarecer bien y estuvo equivocada porque tomaron de sus obras y palabras temas lo que a su juicio parecía lo más conveniente, pero eso no les permitió conocer bien a bien a Jesús.
Nos queda claro que una persona que conoce a Jesús de manera personal, íntima y cercana tendrá una conducta completamente pacífica porque sabe que el Señor ordena y mandata ser como él: manso y humilde de corazón.