La Biblia dice en Juan 2:18-22
Y los judíos respondieron y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto? 19 Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. 20 Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? 21 Mas él hablaba del templo de su cuerpo. 22 Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron que había dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho.
Introducción
Los judíos que vieron a Cristo hacer un azote de cuerdas en el templo lo buscaron para exigirle que les diera una señal por la que había hecho tal acción en recinto más sagrado que ellos tenían. Los compatriotas de Jesús le pidieron señales varias veces, según lo registan los cuatro evangelistas.
Mateo 12: 39 dice: “Él respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás.” También Mateo 16: 1 nos dice: “Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase señal del cielo.”
Jesús se negó a hacer señal alguna con ellos. Lucas nos dice también lo siguiente: “Herodes, viendo a Jesus, se alegró mucho, porque hacía tiempo que deseaba verle; porque había oído muchas cosas acerca de él, y espera verle hacer alguna señal.” Lucas 23: 8. Evidentemente ni allí hizo Jesús señal alguna.
Tanto Herodes como los fariseos y los judíos en general querían ver a Jesús hacer una obra espectacular que llenará los ojos de todos, pero no para creer fielmente, sino más bien para saciar su curiosidad. Definitivamente Jesús no quiso hacerlo y cuando les contestó los remitió a su muerte y resurrección.
Así sucedió en el pasaje que nos sirve para reflexionar en esta ocasión. En el templo le pidieron una señal para aceptar que tenía razón al echar del templo a los vendedores de palomas, ovejas y bueyes y los cambistas. Pero no la obtuvieron.
En cambio lo que recibieron fue un juego de palabras o una frase encriptada que no llegaron a comprender. Les dijo que la señal que recibirían sería destruir el templo y reconstruirlo en tres días. Ellos entendieron que se refería al templo de Jerusalén y lo tomaron como un absurdo imposible de lograr.
Pero Jesús no se refería al templo de Jerusalén, sino a su cuerpo y más explícitamente a su muerte y resurrección. Pero a los judíos les resultó incomprensible porque definitivamente hablaban un lenguaje diferente al del Señor Jesucristo. El mensaje de Jesús era sencillo para quienes querían oír, pero complicado para quienes se resistían a creer.
Los judíos influenciados por los fariseos, escribas y sacerdotes habían construido un engorroso sistema en el que lo esencial se había perdido. Habían edificado una serie de conceptos que en lugar de acercarse a Dios de manera sincera y sencilla, hacían que las personas se volvieran hipócritas e insensibles.
La esencia de servir y honrar a Dios se había perdido por completo. Era mas importante el rito que Dios. Era más valioso el templo que la adoración a Dios y era para ellos sumamente relevante los ingresos que obtenían por la venta de animales que honrar a Dios con sencillez de corazón.
Había llegado un tiempo donde lo esencial dejó de tener relevancia para dar lugar a formulismo y una adoración donde lo importante era lo exterior y no el interior de la persona y eso era una equivocación muy grande.
El vital camino de lo natural a lo espiritual
Para encontrar la esencia del mensaje de Cristo
A. Sin necesidad de señales
B. En su muerte y resurrección
C. Sin el riesgo de confundirnos
D. A fin de creer
Cuando Jesús les dijo que la señal que les daría sería que destruiría el templo y en tres días los reconstruiría, los judíos pensaban que se refería a su recinto sagrado y por eso de inmediato le contestaron que eso no sería posible porque a Herodes le había llevado cuarenta y seis años arreglarlo.
Su mente estaba tan acostumbrada a lo natural que lo espiritual les estaba vedado. No podían mirar más allá de sus ojos naturales. No les podemos condenar. Nosotros muchas veces estamos en esa misma condición: vivimos solo para lo que nuestros ojos ven y no para mirar con el corazón o con el alma.
Era una tragedia dolorosa porque pensando que servían a Dios, en realidad se servían a sí mismos y lo esencial había quedado oculto ante sus ojos y solo miraban lo accesorio.
A. Sin necesidad de señales
Ellos pidieron una señal. Le dijeron a Jesús muéstranos un signo, dicen otras versiones, porque había hecho un azote de cuerdas en el templo de Jerusalén. No era necesario que Jesús les ofreciera una señal ante lo evidente de las razones por las que había procedido de esa manera al expulsar a los mercaderes y cambistas de ese recinto sagrado.
Era lógico que lo que ocurría allí era un irregularidad, pero ellos querían un manifestación del poder de Jesús para entonces aceptar lo que había hecho. Pero el mensaje de Cristo con esa acción era muy fácil de comprender. Es incompatible la fe con el dinero. No se puede servir a Dios y a las riquezas porque terminarás quedando mal con alguno.
Pero ellos querían una señal. Algo absolutamente innecesario porque ante lo evidente no se necesita nada para aceptar una verdad y cuando encontramos la esencia del mensaje de Cristo es sencillo de aceptar por ni es complicado como tampoco es complejo de entender cuando hay un corazón dispuesto a recibirlo.
Cuando hemos encontrado la esencia del mensaje de Cristo ya no necesitamos señales, las señales son para los incrédulos.
B. En su muerte y resurrección
Cristo los llevó a una de las grandes y definitivas señales que le mostraría no solo a ellos, sino a la humanidad entera: su doloroso, sufrido y completo sacrificio en la cruz, pero también su poderosa resurrección de entre los muertos.
Y justamente en esos dos hechos se sustenta el mensaje de Cristo. La esencia de la vida y obra de Jesús la encontramos cuando nos aproximamos con respeto y reverencia a su sacrificio, cuando somos capaces de mirar a ese hombre de bien que no hizo ningún mal colgado de ese madero podemos encontrar lo esencial de su mensaje.
Pero junto con su muerte, al resucitar nos mostró y demostró el poder infinito de Dios que lo levantó de entre los muertos para darnos vida y vida eterna, en un hecho que expresó de manera contundente que todo lo que dijo de sí mismo era un verdad comprobada con ese glorioso evento.
La esencia del mensaje de Cristo está aquí: en su muerte y su resurreción.
C. Sin el riesgo de confundirnos
Juan dice que los judíos pensaron que Jesús se refería a su templo cuando les dijo que destruiría y lo levantaría en tres días, pero en realidad se refería a su cuerpo que en efecto fue molido, pero que al tercer día fue levantado de entre los muertos con el poder de Dios que de esa forma certificó el carácter de Hijo de Dios de Jesús.
El mensaje de Jesús es sencillo y cuando llegamos a su esencia dificilmente nos confudiremos o tropezaremos porque la fe es nuestro salvoconducto. A los judíos que querían señal les hizo un juego de palabras que ellos no pudieron comprender y en cambio quedaron confundidos. Pero quedaron confundidos porque no querían creer.
D. A fin de creer
Juan dice en su evangelio que los discípulos recordaron las palabras de Jesús cuando había resucitado y entonces creyeron en las Escrituras y en las palabras de Jesús. La finalidad de la vida y obra de Jesús es que creamos y creyendo en él tengamos vida eterna gracias a su muerte y resurrección.
Al encontrar la esencial del mensaje de Cristo podemos descubrir que sus palabras son sencillas y comprensibles y la finalidad es que aceptemos y estemos de acuerdo en que es el Hijo de Dios y que al final de cuentas su persona reviste para nosotros mayor relevancia que el templo de Jerusalén que fue sombra de lo que habría de venir.
Muy buena reflexión, olvidamos muchas veces lo esencial por lo superfluo, y lo espíritual por lo natural, gracias