La Biblia dice en Juan 8:39-47
Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais. 40 Pero ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; no hizo esto Abraham. 41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios.42 Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió. 43 ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. 44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. 45 Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis.46 ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis? 47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.
Introducción
Juan escribió su evangelio para hablarnos de dos clases de padre que hay en el mundo espiritual: Dios o el diablo. En consecuencia los seres humanos o bien son hijos de Dios o son hijos del diablo. No hay término medio, no hay posibilidad de gozar de ambas padres, solo se puede ser de uno como un hombre solo puede tener un padre.
Juan desmitifica así una idea equivocada de que todos los seres humanos son hijos de Dios. Eso no es posible según una simple lectural del pasaje que ahora meditaremos. Lo que si se puede afirmar sin riesgo de errar es que todos los seres humanos son criaturas del Señor, pero no que todos son descendientes de Dios.
Juan dejó clara esta verdad desde el inicio de su evangelio cuando afirmó: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre les dio la potestad de ser llamados hijos de Dios, lo cuales no son engendrados por de sange, ni de volunta de canre, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” Juan 1: 12-13.
La iglesia primitiva comenzaba a recibir a muchas personas y comenzaba el ingreso de hombres y mujeres que en realidad no estaban convertidos genuinamente al cristianismo y Juan escribe su evangelio para precisar las características de un verdadero creyente.
El vital camino de lo natural a lo espiritual
Para no ser hijos del diablo
A. Porque el amor y la verdad es la marca de los hijos de Dios
B. Porque el homicidio y la mentira es la marca de los hijos del diablo
Los gentiles reconocidos como hijos de Dios despertaron el celo y el enfado de los judíos del tiempo de Juan. El pasaje que Juan escribió para dejar constancia de esta situación es precisamente el texto que hoy meditamos. Los hebreos desde siempre se ufanaron de ser descendientes de Abraham, el padre de la fe.
Ellos se sentían privilegiados por su ancestro. Se ufanaban de esa condición genética, pero Cristo lo lleva a ir más allá de lo estrictamente físico. Jesús dejó bien en claro que si habrían de sentirse orgullosos de sus ADN debían entonces ratificarlo con su conducta o con sus hechos, de lo contrario su padre no era Dios.
Del verso treinta y nueve al cuarenta y uno encontramos este diálogo entre Jesús y los presuntuosos judíos:
Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais. 40 Pero ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; no hizo esto Abraham. 41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios.
Jesús rebatió con los hebreos su afirmación de que eran hijos de Abraham diciéndoles que Abraham no tuvo intenciones homicidas, pero ellos sí las tenían y las tenían por el solo hecho de que Jesús hablaba la verdad. Jesús no estaba mintiendo y si ellos con sinceridad amban la verdad, entonces, se habría plegado a Cristo, pero no lo hicieron.
El Señor apuntó entonces hacia el verdadero padre de estos hebreos cuando les dijo ustedes hacen las obras de su padre y ellos más se atrincheraron en sus ideas diciendo que ellos no eran el resultado de un mezcla como los samaritanos, sino que en realidad eran hijos de Dios porque él era su padre.
A. Porque el amor y la verdad es la marca de los hijos de Dios
En el verso cuarenta y dos encontramos dos argumentos que Jesús utiliza para identificar plenamente a un hijo de Dios o si se prefiere a una persona que tiene como Padre al Señor y son dos infalibles.
Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió.
Un verdadero hijo de Dios ama a Cristo. Esa es una prueba contundente de quien se considera un hijo del Señor. Amar a Dios de una manera que Cristo mismo precisó en el evangelio de Mateo cuando dijo que ese era el primer gran mandamiento.
“Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, con todas tus fuerzas. Ese es el principal mandamiento.” Marcos 12: 30.
Cristo les hizo ver que independientemente que si estaban de acuerdo con él o con lo que les decía, ellos debieron mostrar compasión y amor hacia su semejante como establece la Torá hebrea. Un justo se caracteriza por practicar el amor, por vivir en amor y por compartir en amor.
Juan mismo dijo en una de sus cartas que Dios es amor y lo que viven con él o tienen comunión con él debe mostrar esa misma virtud para con Dios en primer lugar y como resultado, entonces, hacia sus semejantes. Eso quiere decir que un hijo de Dios ama y la manera de amar tiene múltiples manifestaciones o consecuencias.
En la primera Carta a los Corintios 13: 4-7encontramos la siguiente descripción del amor.
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. 7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
Pero además el hijo de Dios vive en la verdad, practica la verdad y en consecuencia vive con la verdad. Vivir en la verdad es rechazar lo falso. Lo falso moral y espiritualmente son gravemente dañinos a la vida de las personas. Alguien que ha nacido de nuevo se convierte en un practicante de la verdad.
La verdad en el cristianismo no es un concepto o idea, sino una persona. Jesús dijo yo soy la verdad, lo que nos permite asegurar que cuando hablamos de la verdad no estamos hablando algo, sino de alguien. Estamos ante un estilo de vida donde la ausencia de mentiras es constante y permanente.
Si decimos que somos hijos de Dios debemos cerciorarnos de hablar siempre con la verdad, de dejar el engaño y hacer a un lado la vida mentirosa.
B. Porque el homicidio y la mentira es la marca de los hijos del diablo
Del verso cuarenta y tres al cuarenta y siete encontramos las siguientes expresiones:
¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. 44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. 45 Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis.46 ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis? 47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.
El diablo tiene hijos y estos hijos lo imitan fielmente. Eso es lo que podemos decir después de leer las palabras que el Señor les dirigió a los hebreos que estaban fastidiados y enojados con su predicación.
Jesús se exaspera porque los judíos de su tiempo no podían entender sus palabras por una razón esencial: no sabían escuchar. Aprender a oír es la forma más segura de aprender. Si no se pone atención a lo que se va escuchar es difícil que se aprenda y los judíos sencillamente no querían aprender de Jesús.
Pero Jesús aclara la razón por la que no querían amarlo ni creer en la verdad que proclamaba. Se los dice con toda certeza y sin ningún tipo de consideración. Les dice que ellos son hijos del diablo y no de Abraham y mucho menos de Dios y a continuación les explica la razón:
“Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.”
Satanás ha sido homicida y mentiroso desde siempre. El asesinato es la expresión más grande del odio de un ser humano hacia otro. Matar o privar de la vida a un semejante nace de las fauces del diablo que impulsa a quienes le abren la puerta para dañar ya no solo la vida de su prójimo, sino la suya misma.