La Biblia dice en Proverbios 8:35

“Porque hallarme a mí es hallar al vida y ganarse la buena voluntad del Señor.”

La sabiduría es el tema esencial del libro de los Proverbios. Ella debe ser la aspiración suprema de todos los hombres porque representa la herramienta básica para bien vivir en este mundo y la mejor manera de prepararse para la vida eterna que a todos los seres humanos les espera en el cielo o lejos de allí, en el tormento eterno.

Para comprender la envergadura de esta verdad, Salomón personifica a la sabiduría y la presenta como una señora que busca adeptos, que se para en todas las calles y alza su voz para que la atiendan, la escuchen y la sigan porque al ir tras ella se obtienen riquezas mejores que las del oro y la plata o las piedras preciosas.

Los seres humanos necesitan, requieren la sabiduría y el Señor la tiene a borbotones. De hecho cuando Santiago habla de ella dice que si se la pedimos al Señor nos la da abundantemente y sin reproche porque la requerimos constantemente para saber cómo actuar ante las diversas situaciones que nos ponen en dilemas o decisiones difíciles.

El desafío de los hombres es encontrarla. No porque se esconda, sino porque no se busca, porque muchos prefieren vivir ajenos o distantes a ella, pero cuando la logramos ubicar y la seguimos ocurren dos cosas que nos dice el verso que hoy meditamos: hallamos la vida y ganamos la buena voluntad del Señor.

La frase “encontrar la vida” se traduce igual en todas las versiones o con la ligera modificación “hallar la vida”. La frase nos lleva a reflexionar que el sentido de la vida solo se llega a entender cuando tenemos la sabiduría de nuestro lado. Un sabio ha encontrado la razón de su existencia en este mundo. De allí la relevancia de la sabiduría.

Su aportación es enorme porque nos auxilia para no vivir por vivir o vivir la vida que otros desean que vivamos, sino que vivimos de manera auténtica, sin impostura o siguiendo modelos que son inadecuados para nuestra vida y que lejos de satisfacernos nos hacen sentir inmensamente vacíos.

La relevancia de la sabiduría estriba en que al obtenerla automáticamente descubrimos la causa por la que hemos llegado a este mundo, además de que con ello alcanzamos el favor de Dios, es decir el corazón del Creador se alegra cuando descubrimos que nuestro paso por este mundo solo tiene sentido cuando nos dejamos acompañar por él.

El principio de la sabiduría está justamente en respetar a Dios y colocarlo como el eje de todas nuestras decisiones.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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