La Biblia dice en Esdras 6:15
El templo quedó terminado el día tres del mes de Adar, del año seis del gobierno de Darío, rey de Persia.
La reconstrucción del templo de Jerusalén enfrentó formidables opositores. Zorobabel, Esdras y Nehemías, que habían retornado con miles de judíos del cautiverio babilónico a su tierra decididos a restablecer el culto al Dios verdadero, tuvieron que sortear complejos problemas para redificar la casa del Señor.
Entre el decreto de Ciro que autorizaba el retorno de los hebreos a su patria para restaurarla y la conclusión de las obras del santuario del Señor mediaron entre quince y veinte años. Lo que comenzó como un proyecto aprobado por Ciro tuvo contratiempos por las acusaciones contra los israelitas que detuvo las obras.
Fue hasta el periodo del monarca Darío cuando fueron concluidos los trabajos. Eso sucedió porque a la hora de comenzar la reconstrucción del templo de Jerusalén aparecieron por aquí y por allá grandes adversarios que se opusieron a que los judíos reconstruyeran sus casas y el templo del Dios vivo y verdadero.
Eso nos enseña que los grandes proyectos que emprendamos en la vida encontrarán oposición, adversarios, enemigos, críticos y hasta odiadores que buscarán a toda costa que nos detengamos en nuestros planes y propósitos y para ello debemos aprender de los hombres el tiempo de Esdras, Zorobabel y Nehemías.
Ellos se sobrepusieron no solo a quienes se les opusieron, sino a aquellos burladores que se reían de sus sueños e ilusiones de contar de nueva cuenta con un lugar donde adorar y venerar a su Dios. Hicieron a un lado a los que desalientan y desaniman, a los que solo critican y no proponen.
Pero sobre todo, de ellos aprendemos a depender de Dios a la hora de emprender una labor a favor de su obra. Ellos como nosotros podemos encontrar en la palabra de Dios la fuerza suficiente, el ánimo cuando desfallecemos y el entusiasmo para derrotar al desaliento que producen los enemigos de nuestros planes.
Un buen proyecto no se logra de la noche a la mañana, requiere paciencia, calma, tranquilidad y reposo que solo viene de Dios. Los hebreos descubrieron que para reedificar la casa del Señor tendrían que esforzarse y levantarse con ímpetu y enfrentar con la ayuda de Dios a quienes querían paralizarlos.