La Biblia dice en Job 7:1-2
¿No es acaso brega la vida del hombre sobre la tierra, y sus días como los días del jornalero? Como el siervo suspira por la sombra, y como el jornalero espera el reposo de su trabajo.
Job compara los días de sufrimiento del hombre de tres maneras: 1. Como la de un soldado que espera ansiosamente que la guerra termine. 2. Como un jornalero que ansioso espera que le paguen su salario y 3. Como un esclavo que desea con todo su ser que llegue la noche para poder descansar de tanto y tanto trabajo.
Las tres figuras son bastante ilustrativas para conocer la naturaleza del dolor que el patriarca estaba pasando, pero también para acercarnos con mucho cuidado y respeto a quienes padecen dolores a causa de una calamidad o desgracia que ha llegado como un impetuoso viento a sus vidas.
El primer ejemplo lo podemos comprender cuando nos acercamos a la vida de los soldados que van a la guerra. Cientos de libros, películas, documentales y por todos los medios retratan los horrores de las conflagraciones bélicas en todo el mundo. La vida militar en esos momentos es dura porque quienes van al campo de batalla solo tiene la certeza de ir, pero no de regresar.
El segundo ejemplo es el de un jornalero o empleado que trabaja arduamente para obtener un salario. Todos los trabajos implican esfuerzo y en los días de Job casi todos implicaban sacrificios y grandes momentos de tensión porque eran empleos exclusivamente manuales o artesanales donde la fuerza de trabajo es solo del hombre, sin máquinas.
El último ejemplo es de la un esclavo que esperaba la noche. A diferencia del jornalero que terminada su labor podía abandonar la casa de su patrón, el siervo no tenía alternativa porque todos los días eran iguales y la única manera de salir de esa situación eran las noches en las que podía reposar.
Los tres ejemplos coinciden en un hecho: el soldado quiere que termine la guerra, el jornalero quiere que acabe su labor para recibir su paga y el esclavo quiere que llegue la noche para descansar. Cuando los hombres sufren desean con todo su ser que esos día concluyan.
Job quería que esos días de gran asolamiento en su vida terminarán y por eso compara su existencia con un soldado, un jornalero y un esclavo porque así como ellos desean llegar al final de sus labores, él ansía que sus sufrimientos lleguen a su fin. Ese es su deseo que termine pronto su dolor.
El único que puede poner fin al dolor es Dios. Nadie más. Solo el Creador puede ayudarnos a sobrellevarlo porque el sufrimiento es único en cada uno de nosotros.