Dice la Biblia en Deuteronomio 32:15
Pero engordó Jerusún, y tiró coces. (Engordaste, te cubriste de grasa). Entonces abandonó al Dios que lo hizo, y menosprecio la Roca de su salvación.
La versión de la Biblia de la iglesia en América traduce este verso así: “Jacob comió y se sació. Yesurún engordó, pero dio patadas –engordaste, te hiciste robusto y rollizo–, luego abandonó a Dios, al que lo hizo, y deshonró a su Roca salvadora.”
Este verso lo encontramos en el capítulo treinta y dos del libro de Deuteronomio dedicado exclusivamente al registro del cántico de Moisés que fue escrito para dejar constancia de la rebeldía de los judíos durante los cuarenta años de peregrinaje en el desierto de Egipto a la tierra prometida y también como una profecía de lo que sucedería con Israel en el futuro.
El líder hebreo compuso este canto y señaló con toda claridad que lo contado o escrito allí sería lo que ocurriría en el futuro inmediato y lejano al pueblo de Israel: después de instalados en la tierra prometida se olvidarían del Señor y vivirían como si nunca hubieran recibido su favor.
La figura que utiliza Moisés es la de un cuadrúpedo que engorda y una vez saciado da coces o patadas dañándose a sí mismo. La palabra Jerusún o Yesurún es una forma de referirse a Israel que usa el legislador hebreo para dar a entender que el cuidado y protegido pueblo israelita habría de saciarse y olvidarse de Dios.
Moisés se adelantó a una situación que se presentaría a Israel y se presenta en muchas ocasiones a los hijos de Dios: olvidarse de todos los beneficios recibidos por el Creador y vivir no solo con autosuficiencia y sin memoria de los bienes otorgados, sino en completa rebeldía.
Una de las condiciones más tristes de los seres humanos es justamente la ingratitud. Dejar de tener presente que todo lo que tenemos y somos es por la infinita bondad del Señor es muy lamentable. Encumbrados, satisfechos y más allá de lo que necesitamos, olvidarnos de quien nos lo dio es una expresión de dureza del corazón sumamente triste.
El texto que hoy meditamos nos recuerda que completamente llenos nos debe servir para vivir incondicionalmente para Dios.