La Biblia dice en Gálatas 6:9
No nos cansemos, pues, de hacer el bien; pues a su tiempo segaremos, si no desmayamos.
Introducción
La palabra bien que usa el apóstol en este verso procede de la palabra griega “kalón” que era muy común para referirse a la belleza física orientada o ligada indivisiblemente a la belleza interior, es decir a ser una persona comprometida con los altos valores, pero a la vez comprometida con su físico.
Kalón era más que un definición, un estado, es decir era la máxima aspiración entre los griegos porque suponía atender no solamente el aspecto exterior de hombres y mujeres, sino también y de manera muy cuidadosa el valor de lo que había internamente o en el corazón de las personas.
Cuando Pablo emplea el término para decirle a los Gálatas que debían ocuparse en hacer el bien sabía perfectamente lo que su interlocutores iban a entender: ellos debían de esforzarse por moldear su conducta de acuerdo a los más altos estándares que Cristo demanda por ser seguidores de él.
Antes de llegar a este aspecto de nuestro estudio, quisiera que todos entendiéramos que comprendían los griegos cuando se les hablaba de “kalón”. La cultura griega fue una cultura que se preciaba de la perfección. Kalón tiene justamente ese sentido: lo bueno es perfecto, no tiene error ni equivocación.
Los filósofos griegos hacían grandes esfuerzos por entender su realidad y una de sus grandes aportaciones a sus ciudades era la formación de ciudadanos comprometidos con los altos valores morales como la solidaridad, la ayuda mutua, la magnanimidad, el servicio y ayuda a los desfavorecidos.
Por eso cuando uno lee obras de escritores griegos uno descubre que tenían la idea del bien, claro desde el punto de vista estrictamente humano, pero ese era su punto de partida para enseñar a sus ciudadanos a ser hombres de bien, un bien basado exclusivamente en una conducta apegada a principios que hemos señalado anteriormente.
Pero cuando Pablo escribe a los Gálatas sobre la necesidad de hacer el bien, él tiene en mente o tiene como referencia el bien que el pueblo hebreo había conocido muchos siglos antes que los filósofos griegos discutieran el tema. La palabra bien en el hebreo es tob y aparece desde el primer libro de la Biblia.
En Génesis descubrimos que todo los que hizo Dios era bueno en gran manera. Allí aparece el término aplicado a la obra del Señor inicialmente, sin embargo, el vocablo busca o tiene la intención de dar a conocer a Dios como un ser bondadoso.
La idea justamente es enseñar al hombre que si el Creador hizo cosas buenas en consecuencia el hombre como su criatura estaba impelido también a hacer el bien, sin embargo todo esto resultaría sencillo y simple si el hombre no hubiera desobedecido en el huerto del Edén, pero a partir de allí libra una lucha para hacer el bien.
Kalón y tob son expresiones que nos recuerdan la necesidad de hacer el bien, luchando contra nuestra naturaleza pecaminosa o inclinación maligna como la llaman los judíos a la hora de hablar del conflicto interno que viven todos los hombres a la hora de optar entre hacer el bien o dejarse arrastrar por el mal.
Haz el bien en todo momento
A. Porque a su tiempo recibirás bienes
B. Porque no debemos desmayar
El salmo treinta y cuatro dice los siguiente:
Venid, hijos, oídme; el temor de Jehová os enseñaré. 12 ¿Quién es el hombre que desea vida, que desea muchos días para ver el bien? 13 Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño. 14 Apártate del mal, y haz el bien; busca la paz, y síguela.
En cuatro versos David nos muestra la gran necesidad que tenemos de aprender a vivir haciendo el bien porque tiene para nosotros grandes bendiciones. Es interesante notar que el bien está asociado al temor de Dios. Una persona temerosa del Señor es una persona que busca el bien y se aparta del mal.
A. Porque a su tiempo recibirás bienes
Hacer el bien no es fácil, sobre todo en un mundo donde muchos practican la maldad como estilo de vida. Los creyentes luchamos contra nosotros mismos para hacer el bien y luchamos contra el mundo que nos hace parecer tontos por procurar el bien en nuestras vidas, mientras ellos se regodean, disfrutan y presumen haciendo el mal.
Ante ese desolador escenario nos encontramos con grandes dificultades como las que estaban viviendo los creyentes de Gálatas que se estaban cansado de vivir haciendo el bien y de pronto tenían ganas de renunciar a su tarea y dejarse arrastrar por la maldad prevaleciente en su sociedad.
A ellos Pablo les recuerda que quien siembre el bien tarde o temprano lo cosechará. Esa es una ley inevitable. El que hace bien recibirá bienes. El problema radica casi siempre en que queremos que el bien que hacemos queremos recibirlo de manera inmediata, pero eso no siempre sucede.
Hay un tiempo entre sembrar y cosechar entre los campesinos. Aproximadamente tienen que transcurrir unos cuatro o cinco meses. Pero no es automático. En términos espirituales es igual. Primero se siembre y luego de siega, pero entre que platamos y cosechamos debemos tener paciencia para esperar.
Pablo emplea para la palabra “tiempo” la expresión griega “kairo” que a diferencia del término “crónos” se traduce mejor como oportuno o tiempo exacto. La cosecha del bien ocurrirá en el tiempo exacto de Dios, no antes ni después.
B. Porque no podemos desmayar
Para desmayar, Pablo emplea el vocablo griego “ekluó” que literalmente significa soltar, como cuando alguien que tenía una cuerda en sus manos la soltaba por falta de fuerzas o porque se cansaba. Se usaba también para referirse a las personas que con una encomienda la dejaban porque se cansaban, se fatigaban y desmayaban.
Hacer el bien claro que es agotador porque es ayudar, servir, apoyar, auxiliar, atender, animar, sostener y otros verbos que nos dejan entrever un esfuerzo a favor de los demás ya sea de tiempo o aun de recursos económicos a favor de ellos, sin ver beneficio alguno para nosotros.