La Biblia dice en Hebreos 11: 3

Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.

Introducción

El capítulo once de la carta a los Hebreos nos remite al origen del universo para hablarnos de la certeza y la convicción de los que nos ve. Para hablarnos de la fe el autor de la epístola nos conduce al libro de Génesis en sus primeros capítulos donde la revelación divina nos ofrece los pormenores de la creación en un tiempo en el que no existían los seres humanos.

Ni es casual ni mucho menos accidental el hecho de citar los siete días en que Dios se abocó a construir el universo tal como lo conocemos ahora. El propósito esencial que encontramos en este verso es el hecho de que Dios crea lo que se ve a partir de lo que no se ve. La creación es la esencia de la fe porque nació de la nada.

Más allá del hecho de incluirse junto con sus lectores al utilizar el verbo “entendemos” en la tercera persona del plural, el autor nos ofrece como primer ejemplo de la fe el hecho de que desde tiempos antiguos los judíos aceptan como un hecho que este mundo fue creado por Dios. Esa verdad no está a discusión o en duda por parte de ellos.

Sin embargo la relevancia de este texto radica en que une la fe con la razón. Una de las grandes discusiones que filósofos y teólogos han tenido por siglos es saber si al tener fe cancelamos la razón o al utilizar la razón dejamos a un lado la fe. El autor de los Hebreos nos enseña que no. Que la fe produce uno de los grandes milagros en el ser humano:

Le abre el entendimiento. Creer o tener fe jamás será sinónimo de muerte intelectual. Por el contrario es el comienzo para muchos del uso de la razón para comprender lo que puede comprenderse con la razón o intelecto humano: como las enseñanzas de los diez mandamientos y el uso de la fe para aquellas que resultan incomprensibles como la trinidad.

El verso tres del capítulo once de la carta a los Hebreos tiene la enorme virtud de hacernos reflexionar de una de las grandes contribuciones de nuestra fe. Nos hace pensar, reflexionar, pero sobre todo hace que nos apliquemos para hacer un esfuerzo mental para llegar a conclusiones sobre el Señor. 
Además de que nos recuerda que el Dios en que creemos es un Dios que con su palabra crea de la nada cosas. Con su palabra el creó el universo. Una fe que honra a Dios es aquella que espera con certeza cosas que no se ven y que esta convencida de todo aquello invisible a sus ojos naturales. 

Una fe que da entendimiento

I. Para comprender cómo fue constituido el universo
II. Para aceptar que la palabra de Dios creó el universo
III. Para entender que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía

La fe mis queridos hermanos es el regalo más grande que Dios nos pudo haber dado porque a través de ella nuestro intelecto o entendimiento comienza a trabajar en aquellas cosas que puede entender. La fe empuja al entendimiento. La fe es como el botón de arranque para el motor de nuestra mente comience a trabajar.

Santo Tomas de Aquino escribió en su célebre “Suma contra los gentiles” que la fe nos hace iguales a todos. Algo que el entendimiento no puede hacer. Porque la fe es accesible a todos quienes así lo quieran. En tanto que el uso del entendimiento no es un don para todos los hombres.

Nuestro estudio de hoy tiene como propósito hacernos ver que la fe no está reñida de ninguna manera con la razón. Tener fe no quiere decir de ningún modo que somos los eternos condenados a la burla porque creemos en cosas que no se ven o ponemos nuestra confianza en Dios al que nadie ha visto jamás.

La palabra “entendemos” es de suyo interesante. Procede de la raíz griega “noieo”, que a su vez se origina en la expresión “noús” que se traduce como mente. Al usarse en Hebreos 11: 3 tiene la implicación de un esfuerzo de la razón humana para comprender o aceptar aquello que percibimos de la realidad.

Entender es un esfuerzo mental que nos lleva a aceptar las verdades espirituales que sin la fe sería muy difícil creer. La fe detona en nuestra mente la capacidad de pensar, razonar y hacer uso de nuestro intelecto para recibir en nuestros corazones verdades que van más allá de la lógica y lo posible.

Por mucho tiempo filósofos y teólogos han discutido sobre si primero es la fe y luego la razón o a la inversa. El autor de los Hebreos resuelve ese dilema estableciendo con toda claridad que la fe es la que mueve nuestro entendimiento. La fe alumbra nuestra mente para comprender las verdades.

La razón humana independiente o lejana a la fe difícilmente podrá acercar al hombre a Dios. Así lo explica el apóstol Pablo cuando escribe su primera carta a los corintios y señala con toda claridad que la mente del hombre vive en estado oscuro y le resulta difícil aceptar las cosas divinas porque para él son locura.

Pero anteponiendo la fe a la razón podemos redimirla y ponerla al servicio de la fe y cuando se tope con situaciones en las que la razón no comprende o estén fuera de su alcanza se tomará de la mano con la fe y aceptará verdades que rebasan en mucho su capacidad para comprenderlas.

I. Para comprender cómo fue constituido el universo

La Biblia comienza con una declaración que para muchos intelectuales es una ofensa a la razón: En el principio creó Dios los cielos y la tierra. En esa declaración se establece que el planeta tierra y el universo en el que está incrustado no son el resultado de un gran choque o una gran explosión sino de la voluntad divina.

La palabra constituido que usa nuestro verso en estudio procede de la raíz griega “katartizó” que quiere decir sencillamente “ajustado, equipado o totalmente capacitado para su utilización”. El universo refleja claramente el carácter de Dios porque tiene un funcionamiento perfecto.

La expresión “katartizó” nos lleva a pensar o razonar cómo funciona el universo. El sistema solar es perfecto. El planeta tierra se encuentra a una distancia donde el sol envía su calor de tal manera que no daña la naturaleza. A diferencia de otros planetas cuya cercanía o lejanía los hacen simplemente inhabitables.

La fe nos dice que Dios creó el universo y la razón una vez aceptada esta verdad nos clarifica la aseveración del Génesis 1: 1 cuando hacemos uso de nuestro intelecto para comprender que las millones de estrellas que hay en el sistema planetario forman parte de esa creación sobrenatural.

II. Para aceptar que la palabra de Dios creó el universo

El universo se creó a través de la palabra de Dios. En el relato de Génesis descubrimos que la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu se movía sobre la faz de las aguas.

Entonces dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz y así sucesivamente en una larga de declaraciones para crear la noche y el día, los mares, la hierba verde, el sol y la luna, los seres vivientes en la tierra y lo mares, las aves de los cielos y todos los grandes monstruos marinos. Todo con su palabra.

Dios hablaba y la creación iba surgiendo. Dios habló y entonces el universo nació. La fuente de todo lo que nuestros ojos miran surgió de la voluntad divina expresada a través de su palabra en una clara manifestación de su poder con lo que dice o con lo que habla para asegurarnos que lo que el dice se cumple.

Dios habló y creó el universo. La palabra universo es muy importante porque procede de la raíz griega “aión” que se traduce como una edad ininterrumpida, perpetuidad de tiempo y eternidad. Dios hablo y creó la eternidad en donde el habita y a donde el ser humano solo puede acceder si vuelve sus ojos al Creador.

La frase palabra de Dios es también muy importante. En el griego existen dos términos que el Nuevo Testamento utiliza cuando se refiere a la palabra de Dios. Una es logos y la encontramos en Juan 1: 1 que dice: En el principio era el Verbo (logos) y el Verbo (logos) era con Dios y el Verbo (logos) era Dios. Logos es uno de los términos.

Pero también en el griego encontramos la palabra “rhema” para referirse a la palabra de Dios. Solo que a diferencia de logos la palabra rhema nos remite a la palabra expresada o hablada o declarada. El autor de los Hebreos nos está diciendo que Dios habló y de esa manera creó el universo.

III. Para entender que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía

La creación que vemos fue creada de lo que no se veía. En otras palabras antes de que el mundo existiera no había nada. Solo fue hasta que Dios hizo uso de su voz cuando el mundo y todo lo que en él hay tomó forma.

Nosotros creemos en un Dios que de la nada creó todo. La única manera de honrarlo es justamente con la fe porque es el convencimiento total de que Dios habrá de obrar de la nada lo que requerimos o necesitamos. El Dios que nosotros seguimos es un Dios que llama las cosas que no son como si fueran.

La fe nos ayuda a comprender que nuestro Dios es experto en crear de la nada lo que necesitamos.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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