La Biblia dice en 1º de Reyes 1:6

“Su padre no lo había contrariado en toda su vida, ni le había preguntado por qué hacía lo que hacía. Adonías había nacido después de Absalón, era muy bien parecido.”

David tenía una tremenda debilidad con sus hijos. La Escritura revela que tanto con Absalón como con Adonías fue particularmente consentidor. Nunca los confrontó, ni les llamó la atención y el resultado fue que los dos fueron voluntariosos, caprichosos, pegados de sí mismos y le disputaron el reino.

Es interesante notar que la revelación divina no oculta las debilidades, pecados y defectos de los personajes. Eso nos lleva a considerar que la palabra de Dios de ningún modo esconde nada, al contrario expresa de manera contundente la forma en que se comportaron los personajes de los que habla.

Adonías vio anciano a David y se propuso tomar el poder. Consiguió algunos cuantos seguidores y contrario a lo que el protocolo marcaba de esperar la muerte del rey se alzó en armas con el auxilio de Joab, hijo de Sarvia, un militar cercano a su padre y con el sacerdote Abiatar.

Sin embargo otros hombres importantes del monarca no apoyaban su loca carrera de quererse autoproclamar rey. Finalmente su ambición no logró concretarse y el profeta Natán junto con Betsabé lograron que David coronara a Salomón como el sucesor del reino de Israel.

Al final Adonías fue muerto y terminó igual que su hermano Absalón, que igual que él pretendió el reino de su padre y que también era voluntarioso y caprichoso y que de la misma forma era de buen parecer, admirado por todos porque desde la coronilla de su cabeza hasta la planta de sus pies no había defecto alguno.

El verso que hoy meditamos nos dice con toda claridad que David no contrario nunca a su hijo Adonías. Ni le llamó la atención por su conducta. Creció el muchacho sin disciplina, se desarrolló físicamente sin que nadie le pusiera límites, si alguien que pudiera hacerle ver sus errores y el resultado fue desastroso.

Una persona que vive sin que nadie le reprenda por sus yerros, sin que haya alguien que le diga que lo que está haciendo es incorrecto o que le muestre sus equivocaciones se convertirá en un ser lleno de maldad, insensible e irá contra la voluntad de sus padres y terminará dañando a todos quienes le rodean y finalmente se dañará a sí mismo.

Un hijo sin disciplina es un hijo atropellará los derechos de los demás, incluidos los de los padres que le dieron la vida.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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