La Biblia dice en Génesis 28:9

“Por eso fue a ver a Ismael, hijo de Abraham, y tomó por esposa a su hija Mahalat, que era hermana de Nebaiot, además de las esposas cananeas que ya tenía.”

Esaú era completmente distinto a Jacob. Desde niños se vio la diferencia entre ambos con respecto a Dios y a sus padres. Pero cuando crecieron la distinción fue más clara, sobre todo a la hora de elgir a su esposa. Esaú escogió entre las hijas de las cananeas su pareja, en cambio Jacob obedeció a su padre para no casarse con ninguna de ellas.

Isaac le ordenó a Jacob que fuera a su tierra a tomar por cónyuge a una de las hijas de sus familia y que por ningún motivo se desposara con una cananea, lo que Jacob cumplió sin chistar y se dirigió a donde su padre le había ordenado, Ur de los caldeos, sujeto a su progenitor por respeto y por honra.

Al escuchar y ver lo que su hermano hizo, Esaú, que ya tenía no una, sino varias mujeres cananeas como esposas, tomó otra mujer, sin dejar a éstas, y fue con Ismael, hijo de Abraham y Agar y se casó con su hija llamada Mahalat, tratando de esa forma de desagraviar a su padre, pero en realidad no pudo lograrlo porque nunca dejó a las cananeas.

Este pasaje en la vida de Esaú retrata claramente lo difícil que resulta ser con nuestras propias fuerzas lo que debemos ser. Sin quererlo el primogénito de Isaac y Rebeca convirtió su vida en una impostura.

La impostura es una clase de simulación que quiere aprovecharse de un gesto bueno hecho por un ser bondadoso, tratando de imitarlo, pero en realidad es un trampa porque lo único se busca es en realidad embaucar a nuestro semejante tratando de engañarlo porque en realidad no se quiere cambiar de fondo.

Esaú nos muestra el grado de hipocresía en la que puede caer una persona cuando quiere agradar a Dios sin cambiar de fondo su existencia. Fue esa la razón por la que el autor de la carta a los Hebreos lo llama profano porque no se cuidó de respetar lo sagrado y santo que representa conocer a Dios.

Y acompañó a esa conducta, la impostura con la que quiso impresionar a sus padres, aunque en realidad nunca le importó la relación que tuvo con ellos porque despreció su primogenitura, al rechazar esa condición en realidad estaba decepcionando a sus progenitores que le dieron un trato especial por esa condición.

Pero los impostores son así crueles, obcecados y sin entrañas.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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