La Biblia dice en Proverbios 6:7-8

“Aunque no tiene quien la mande ni quien le diga lo que ha de hacer, asegura su comida en el verano.”

Los proverbios recurren a ejemplos muy sencillos para enseñar verdades muy grandes. Justamente de esa característica es que la sabiduría hebrea es tan pedagógica, tan entendible y muy difícilmente de argumentar que es compleja para no comprenderse o no practicarse en la vida cotidiana.

El reino animal es rico en enseñanzas en la Biblia. Casi todo los animales tienen características que nos pueden ayudar a emprender este complejo trayecto llamado vida y los proverbistas recurren a la hormiga para hablar de la laboriosidad sin descanso de estos seres que se anticipan como pocos al futuro.

Pero en los versos que hoy nos sirven de reflexión la singularidad de esos insectos es que no tienen necesidad de alguien que les exija, demande o presione para hacer lo que les corresponde hacer. Esa es la característica que se resalta para hacernos ver que los seres humanos necesitamos ser como ellas.

Ellas no necesitan quien las mande, ni quien les diga lo que tienen que hacer, dice el proverbio hebreo para apuntar la necesidad de la responsabilidad personal, la disciplina y la iniciativa que cada persona debe tener a determinada edad. Se entiende que cuando uno es niño o infante alguien tiene que dirigirnos, pero una vez llegada la vida adulta, ya no.

Es penoso y triste lidiar con personas mayores de edad a las que todavía se les tiene que decir lo que deben hacer. La falta de iniciativa es peligrosa porque quien vive en ella, tiene que ser impulsado u obligado a hacer lo que es conviente y dejar de hacer lo que le resulta perjudicial.

Se trata de hacernos ver a todos que debemos dejar la indisciplina, evitar la negligencia y abocarnos a construir lo que deseamos ver en nuestro futuro. Es la imperiosa necesidad que tenemos de dejar poner como pretexto la falta de un mando superior que nos diga lo que tenemos que hacer en nuestras vidas.

Las hormigas nos enseñan a ser emprendedores, a no requerir un jefe o alguien que esté encima de nosotros para hacer o ejecutar acciones en nuestro propio beneficio o dejar ciertas actividades que pueden dañar nuestra vida.

Una persona con iniciativa es muy valiosa porque deja de quejarse de los demás por sus fracasos y asume totalmente la responsabilidad de su vida.

Indígena zapoteco de la sierra norte de Oaxaca, México. Sirvo a Cristo en la ciudad de Oaxaca junto con mi familia. Estoy seguro que la única transformación posible es la que nace de los corazones que son tocados por Dios a través de su palabra.

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