La Biblia dice en Proverbios 25:17
Detén tu pie de la casa de tu vecino, no sea que hastiado de ti te aborrezca.
Introducción
El libro de Proverbios es un manual de relaciones humana basadas en la sabiduría. Después de nuestra familia, nuestros vecinos se convierten en nuestro siguiente nivel de relaciones y el autor del libro de Proverbios tiene muchas recomendaciones para tener buenas relaciones con ellos.
Los seres humanos somos seres sociales, es decir, necesariamente nos relacionamos con personas, especialmente con aquellas que viven cerca de nosotros. No me refiero a la familia, sino a los vecinos o quienes viven al lado o frente a nuestros hogares y que a querer o no tenemos que interrelacionarnos con ellos.
El sabio Salomón nos ofrece su consejo e instrucción para convertirnos en esa clase de vecinos prudentes que saben perfectamente cómo ha de llevarse a cabo una relación entre ellos y nosotros. Se trata de un consejo valioso porque de no poner cuidado en nuestro trato con ellos podemos caer en el fastidio.
Es obvio que el rey sabio de Israel vio cómo se comportaban las personas en donde vivían y de manera específica con su prójimo que es el sentido de la palabra “vecino” y no era exactamente la más adecuada porque en lugar de evitar recurrir a ellos se dedicaban a atosigarlos hasta que los fastidiaban o hastiaban.
Para vivir en paz debemos saber vivir con quienes nos rodean. No me refiero a nuestra familia, sino a quienes viven alrededor de nuestros hogares, nuestros vecinos merecen una clase de trato que debemos practicar para que nos provoquemos una mala imagen de nuestras personas.
Los Proverbios fueron escritos para adiestrarnos en los diferentes roles o condiciones en las que vivimos en este mundo. Nuestra conducta con nuestros vecinos debe ser lo más correcta, no debemos pelearnos con ellos, debemos ser solidarios y empáticos, pero sobre todo no debemos molestarlos.
Salomón sabe que hay personas que no miden sus acercamientos con sus vecinos y no tienen cuidado a la hora de decidir si van con ellos a pedirles ayuda, un favor o simplemente visitarlos, por eso escribe este proverbio que nos recuerda a todos que siempre debe haber un límite con nuestros vecinos.
Instrucciones para tiempos sin razón
La instrucción para la buena vecindad
A. Procura no molestar a tu vecino
B. Evita hastiar a tu vecino
C. No hagas que te odie tu vecino
A. Procura no molestar a tu vecino
Salomón es directo cuando dice “detén tu pie de la casa de tu vecino”. En otras palabras no vayas a la casa de tu vecino por cualquier motivo. Piensa bien porque quieres ir a verlo. La palabra “vecino” que usa el verso que meditamos también se puede traducir como prójimo, ambas son parecidas.
El vecino es quien está a tu lado y aplica en el aspecto personal, pero también aplica desde el punto de vista de personas que viven en un vecindario, un condominio, una unidad habitacional, barrio, colonia o fraccionamiento. Salomón está pensando en el prójimo como persona y sobre todo en nuestro vecino que vive cerca.
La frase detén tu pie quiere decir no vayas. ¿Por qué Salomón prohíbe tajantemente abstenernos de ir a la casa de nuestro vecino? Hay múltiples razones, pero una de ellas es que quiere que evitemos molestar a las personas en lo más sagrado que puede tener un ser humano como es su casa.
Ningún lugar en la tierra puede ser más delicado y protegido que nuestros hogares. Allí tenemos nuestra intimidad, allí tenemos nuestras relaciones familiares y sobre todo allí descansamos y nos divertimos lejos de las miradas de quienes no puedan entender o comprender nuestro estilo de vida.
Ese solo hecho debe motivarnos a pensar bien a qué vamos a ir a donde vive nuestro prójimo para poner alto a nuestra pretensión.
B. Evita hastiar a tu vecino
Uno puede tener una emergencia y posiblemente podemos acudir con nuestros vecinos y es posible que el tamaño de la urgencia justifique haberlos molestado. Eso puede resultar lógico, lo que ya no es ni lógico, ni regular, ni normal es que vayas una y otra vez a buscar su ayuda.
Porque, dice Salomón, lo vas hastiar. La palabra hastiar es muy interesante en el hebreo porque nos lleva a pensar algo que se llena tanto que sobreabunda. Una presa por ejemplo se llena y comienza a derramar el agua. Se sobre llena, decimos. Hastiar tiene ese mismo sentido: sofocar con su presencia al vecino.
En ocasiones el vecino es muy buen anfitrión porque nos ofrece bebidas o alimentos y se la pasa uno muy bien en su casa porque es una persona generosa, pero eso no significa que siempre busquemos su hogar porque la pasamos muy a gusto.
C. No hagas que te odie tu vecino
La palabra aborrezca que usa la Reina Valera 1960 se traduce como odiar.