La Biblia dice en Proverbios 25:8-10
No entres apresuradamente en pleito, no sea que no sepas qué hacer al fin, después que tu prójimo te haya avergonzado. 9 Trata tu causa con tu compañero, y no descubras el secreto a otro, 10 no sea que te deshonre el que lo oyere, y tu infamia no pueda repararse.
Instrucción
Los seres humanos reaccionamos institivamente cuando somos agraviados. Generalmente nuestra primera reacción cuando nos molestamos por alguna acción o comentario de nuestro prójimo es vengarnos o tratarlos de igual manera o ser más severos que lo que ellos fueron con nosotros.
Salomón, conocedor de la naturaleza humana, nos da algunas recomedaciones cuando experimentemos esa sensación o ese sentimiento de haber sido lastimados por las palabras o los hechos de personas ya sean cercanas o distantes de nuestro círculo social a fin de evitarnos más problemas de lo que de por sí ya nos generó su conducta.
El llamado del rey sabio es que evitemos pelearnos o tener pleitos ante una situación que no lo amerita. La discordia o la confrontación no siempre resulta el mejor camino y por ello, Salomón nos lleva a reflexionar lo que puede suceder si no nos sentamos primero y nos serenamos antes de explotar y reñir con alguien.
El asunto no es menor porque podemos salir avergonzados si no ponemos cuidado y también podemos quedar como unos infames si al momento de discutir con una persona sacamos a relucir información que se nos confió con tal de destruir la reputación de nuestro opositor.
Las peleas entre personas conocidas arrojan cosas que no son buenas. No debemos bajo ninguna circunstancia engancharnos con quienes en un tiempo nos relacionamos, pero luego por alguna razón no solo dejaron de frecuentarnos sino también nos agraviaron con lo que dijeron o hicieron.
Vivimos tiempos en los que la violencia se ha acrecentado de manera exponencial y pelearnos con las personas puede resultar sumamente contraproducente porque podemos recibir la peor versión de nuestros semejantes y eso nos llevará a vivir una experiencia sumamente desagradable.
No es que no debemos luchar por nuestros derechos. No. En realidad lo que Salomón quiere es que seamos muy cautos a la hora de iniciar un pleito y sepamos si tenemos razón o no.
Instrucciones para tiempos sinrazón
La instrucción ante los malos entendidos
A. No entres apresuradamente en pleitos
B. No descubras el secreto a otro
Salomón quiere que aprendamos a ser personas conciliadoras. Que tengamos la capacidad de deternos a la hora de que nuestros impulsos nos quieran llevar reñir por cualquier causa con nuestro semejante. El autor de los Proverbios nos quiere sencillos y no rencillosos porque sabe que una vida que va de pleito en pleito finalmente daña a las personas.
Una persona sabia no se engancha en conflictos. Una persona necia va de riña en riña. En casa, en su vecindario, en el trabajo o en la escuela hay personas sumamente rencillosas y eso nos quiere corregir el rey Salomón que vio muchos conflictos en su familia y entre sus conocidos y supo el fin que tuvieron los peleoneros.
A. No entres apresuradamente en pleitos
El verso ocho de nuestro estudio dice de la siguiente manera:
No entres apresuradamente en pleito, no sea que no sepas qué hacer al fin, después que tu prójimo te haya avergonzado.
La primera gran recomendación que Salomón nos da a la hora de querer pelear es serenarnos. La serenidad es lo contrario a entrar apresuradamente en pleito. La palabra “pleito” que usa la versión Reina Valera 1960 la encontramos tempranamente en el libro de Génesis 26: 18-22 que dice así:
Y volvió a abrir Isaac los pozos de agua que habían abierto en los días de Abraham su padre, y que los filisteos habían cegado después de la muerte de Abraham; y los llamó por los nombres que su padre los había llamado. 19 Pero cuando los siervos de Isaac cavaron en el valle, y hallaron allí un pozo de aguas vivas, 20 los pastores de Gerar riñeron con los pastores de Isaac, diciendo: El agua es nuestra. Por eso llamó el nombre del pozo Esek, porque habían altercado con él. 21 Y abrieron otro pozo, y también riñeron sobre él; y llamó su nombre Sitna. 22 Y se apartó de allí, y abrió otro pozo, y no riñeron sobre él; y llamó su nombre Rehobot,[c] y dijo: Porque ahora Jehová nos ha prosperado, y fructificaremos en la tierra.
Las palabras hebreas “esek” significa “contención” y la palabra “sitna” enemistad. Reñir, entonces, nos lleva a la enemistad y contienda y por eso debemos ser muy cautos y no involucrarnos apresuradamente en esa clase de conflictos que pueden ser muy perjudiciales para nosotros.
Salomón dice que puede suceder que no sepamos que hacer al final, si nuestro prójimo nos avergüenza por falta de razón o mal interpretamos lo que oímos o vimos. La recomendación es que pensemos bien lo que vamos a hacer cuando nos enfadamos.
B. No descubras el secreto a otro
Los versos nueve y diez de nuestro texto dicen de la siguiente manera:
Trata tu causa con tu compañero, y no descubras el secreto a otro, 10 no sea que te deshonre el que lo oyere, y tu infamia no pueda repararse.
El segundo paso que nos enseña Salomón es que hablemos, nos comuniquemos, preguntemos y oigamos lo que la persona tiene que decir con respecto a lo que pensamos que nos ha agraviado o hemos malentendido. Los malentendidos se resuelven de esa manera platicando.
Los seres humanos a diferencia de los animales tenemos la virtud de hablar y hacernos entender. Preguntar, interrogar e inquirir sobre cosas o temas que no hemos comprendido y que nos provocan ruido con alguna persona es la mejor manera de resolver un posible conflicto.
No hacerlo hará crecer un problema donde tal vez no lo había, pero si a eso le agregamos que empezamos a descubrir o dar a conocer las cosas que esa persona nos confía nos asegura sin duda alguna dehonra y vergüenza grandes porque pasaremos a convertirnos en personas que no son confiables.
Es una infamia revelar secretos que nos fueron confiados. La palabra infamia procede de una raíz hebrea que se traduce en Génesis 37: 2 como “mala fama”. Una infamia es algo bochornoso que atenta contra la dignidad de las personas porque lo ponen en una condición de vergüenza pública.
Una persona que da a conocer lo que se le dijo en secreto es una persona vil que atrae en contra suya deshonor y perdida de toda credibilidad en su persona. Deja de ser confiable y se convierte en un ser indigno.