La Biblia dice en Proverbios 25:13
Como frío de nieve en tiempo de la siega, así es el mensajero fiel a los que lo envían, pues al alma de su señor da refrigerio.
Introducción
Antes que las comunicaciones se desarrollaran como hoy día se encuentran. Por muchos siglos la labor de llevar un mensaje de un lugar a otro se le encargó a personas. Las distancias de un lugar a otro con los peligros y la delicadeza de la información o mensaje que llevaban hacía que se buscará a una persona con cierto perfil.
No se podía encargar esta misión a una simple persona. A alguien que no fuera capaz de llevarla a cabo y sobre todo sin la solvencia no solo física, pero sobre todo moral ya que su empleo tenía para la persona que lo enviaba una gran importancia porque podía depender la vida de muchas personas.
Los historiadores mexicanos señalan que la llegada de los españoles fue conocida por Moctezuma gracias a sus paininis (correos humanos en nahuatl) que corrían desde el puerto de Veracruz hasta el valle de México en relevos a determinada distancia y aunque poco pudo hacer para detenerlos supo de su llegada.
Con la aparición del telégrafo, primero, luego el teléfono, la radio, la televisión y finalmente la explosión de la comunicación digital desterró a estos correos humanos que llevaban comunicaciones valiosas, estratégicas, delicadas y secretas para que sus enviadores pudieran tener información para tomar mejores decisiones.
De hecho en algunas traducciones en lugar de mensajeros prefieren u optan por el término enviados y en algunos casos como emisarios o embajadores por el carácter de enviados que tienen y sobre todo por la gran responsabilidad que descansaban sobre sus hombros ya que su trabajo era valiosísimo.
Su trabajo o empleo se resumía en una sola palabra o se sintetizaba en el hecho de que tenían que ser sumamente confiables. Y ese es el punto que Salomón quiere subrayar a sus lectores para que aprendamos a desarrollar esta característica o virtud tan importante y necesaria en un mundo donde la desconfianza campea totalmente.
Instrucciones para tiempos sinrazón
La instrucción de ser confiable
A. Porque atempera la desconfianza
B. Porque anima y reanima
Este mundo necesita profesionales confiables. Un doctor que atiende a sus pacientes debe ser confiable, un periodista que informa debe generar confianza en sus lectores. Un policía que cuida a sus semejantes debe ser confiable porque sus conciudadanos vivirán en paz si saben que cuentan con alguien que hace su trabajo con responsabilidad.
Pensemos en lo que ocurre cuando ni el doctor, ni el periodista, ni el policía son confiables, la zozobra reina en la sociedad y al tratarlo lo hacemos con temor y recelo o definitivamente ya no queremos ni verlos. Salomón aborda un asunto extremademente delicado para todos en esta vida.
Sin quererlo tal vez o sin proponerselo el rey de Israel nos ofrece de manera positiva la visión de lo que puede resultar cuando una persona se deshace de su negligencia y hace o despliega su labor con todo empeño, con dedicación y cumple cabalmente con la encomienda que tiene.
La negligencia es mortal siempre. Tenemos casos por todos lados. El chofer que conduce un autobus repleto de personas y duerme. El doctor que no realiza bien su cirugía, el ingeniero que no proyecta bien su edificio. Muchos son los casos en los que hacerlas cosas sin esmero es profundamente dañino.
Pero una persona que hace su labor con cuidado resulta una persona muy grata a nuestras vidas.
A. Porque atempera la desconfianza
Salomón recurre a un ejemplo campesino para expresar lo valiosa que es una persona confiable y lo hace de la siguiente forma: “Como frío de nieve en tiempo de la siega”. Esta frase, discutida por los traductores porque en la siega hebrea no podía caer nieve, nos sirve para pensar en lo que refrescante que resulta para nosotros encontrar a alguien confiable.
En un mundo donde hay mucha gente tramposa, donde el fraude y el engaño campean por todas partes, encontrar a una persona que hace su labor o trabajo o lo que le encomendamos con ética y responsabilidad nos llena de alegría y aligera nuestra carga, como el viento fresco aligeraba el trabajo en el campo.
La figura retórica que usa el proverbista destaca y subraya el efecto que provoca a nuestras vidas o el efecto que provocamos en las personas cuando cumplimos a cabalidad con un encargo o una responsabilidad que se nos encomendó.
En un mundo que nos ha hecho desconfiar hasta de nuestra sombra encontrar esta clase de personas es sumamente gratificante. En todos los ámbitos, en la escuela, en el trabajo, en la iglesia en todos los lugares ser personas fieles o dignas de confianza es sumamente apreciado.
De hecho la palabra fiel que utiliza el texto para resaltar la función del mensajero es sumante interesante. El vocablo procede de la raíz hebrea “emuna” de donde se desprende la palabra fe en el sentido de confianza. Esa es la virtud que se resalta en estos hombres, la confianza que puedo uno depositar en ellos.
B. Porque anima y reanima
El resultado de encontrar a una persona así lo plantea sencillamente en estas palabras el rey Salomón:
“pues al alma de su señor da refrigerio”.
De por sí una situación apremiante nos quita la tranquilidad y se agrava si no tenemos una persona de confianza que nos ayude a resolver el problema o la situación, por eso alguien que nos ayuda con su fiabilidad es de gran descanso para nuestra alma y nuestro ser que reposan tranquilamente.
La palabra hebrea para “refrigerio” procede de la raíz “shub” que aparece en el salmo veintitrés traducido como confortar, que se traduce también como recibir nuevas fuerzas, infundir o renovar el animo y entusiasmo. Lo que quiere decir que una persona que es confiable anima y motiva a quienes conviven con él.
Estamos frente a uno de los grandes desafíos que tenemos como personas, que seamos capaces de generar, primero en nuestra familia, confianza, que seamos dignos de ella y luego en nuestro trabajo o en la actividad que hacemos porque con ello la gente se ve reconfortada o animada.