La Biblia dice en Proverbios 25:21-22
Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan, y si tuviere sed, dale de beber agua; 22 porque ascuas amontonarás sobre su cabeza, y Jehová te lo pagará.
Introducción
Salomón pide a sus lectores un trato inusual hacia sus enemigos. Generalmente en todas las culturas, particularmente las orientales, el trato hacia a los enemigos es rudo y violento porque para muchos es intolerable que una persona intente hacer el mal contra su prójimo y quedar sin ninguna clase de respuesta.
Estos versos escritos por Salomón son tomados por el apóstol Pablo en la carta a los Romanos del Nuevo Testamento para prevenir a los cristianos contra la venganza. La idea de desquitar nuestro enojo o nuestra furia contra quienes quieren dañarnos o nos han ofendido tiene que desecharse a la luz del mensaje de las buenas nuevas.
No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. 20 Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. 21 No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.
Dice Romanos 12:19-21 y Hebreos 10:30-31 dice así:
Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo.31 ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!
De esa forma podemos apreciar que los autores del Nuevo Testamento están en armonía con las enseñazas de Jesús que en el Sermón de la montaña dijo:
Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. 39 Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; 40 y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa;41 y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. 42 Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses. 43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. 44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. 46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? 47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? 48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
Salomón escribió este Proverbio que hoy meditamos para enseñarnos lo que tenemos que hacer con nuestros enemigos y si bien nos pide darles de comer y darles de beber si tienen hambre o sed, respectivamente, la idea es que los ayudemos, que no les hagamos daño, aun cuando tal vez nos han ofendido.
Es una petición que pega directamente a nuestra habituada actitud de desquitarnos con quien nos hace mal o nos hace daño. Es ir en sentido contrario a nuestra naturaleza, es contradecir nuestros deseos de no dejarnos pisotear, humillar o incluso dañar. No es, por supuesto, una actitud que nos agrade.
Pero es un gran consejo para nuestras vidas porque nos permite esperar siempre en Dios que sabe cómo resolver nuestros agravios. Quién mejor que Dios para ayudarnos a procesar los grande males que se cometen contra nosotros. Dios quiere sobre todas las cosas cuidar nuestro corazón.
A nosotros nos pide que hagamos exactamente todo lo contrario a lo que haríamos y allí reside lo valioso del consejo porque es una manera de decirle a Dios dejo todo en tus manos, te entregó aún mis padecimientos a causa de personas que me detestan y me odian para que tu procedas conforme a tu gran sabiduría y sobre todo a tu soberanía.
A. Para avergonzarlos
Las frase “porque ascuas amontonarás sobre su cabeza” se traduce en otras versiones como “porque carbones encendidos amontonarás sobre su cabeza”, lo que quiere decir que serán avergonazados. La idea es que cuando alguien que nos ha hecho mal lo tratamos bien tendrá pena por haber dicho o hecho cosas contra nosotros.
Salomón nos esta llevando por una forma distinta de desahogar nuestra frustación cuando tenemos enemigos, ganados por envidia o por cualquier otra razón en la que nada tuvimos que ver y en lugar de maltratarlos o verlos en una necesidad, cerrar nuestro corazón y nuestros ojos.
El ejemplo más claro de esta verdad la encontramos en el relato del reencuentro de José y sus hermanos que se les cayó la cara de vergüenza cuando descubrieron que el hermano que habían vendido era quien ahora les salvaba la vida dándoles trigo para que sobrevivieran en la hambruna.
B. Porque Dios lo pagará
Ayudar a nuestros enemigos es un trato comercial o mercantil con Dios. Tu le das de comer o le das de beber y Dios se compromete contigo a devolverte lo que haces por tu adversario. Es una especie de transacción comercial donde la parte que nos toca hacer es auxiliar a quien nos ha hecho mal y Dios se compromete a pagarnos eso que hagamos.
Se trata de un gran aliciente para nuestras vidas porque Dios jamás le ha quedado a deber a alguien. En consecuencia es un trato que Dios está haciendo con nosotros. En la Biblia son pocas las promesas en las que Dios se compromete a pagarnos. Lo hace cuando ayudamos al pobre, a la viuda, al huérfano y al extranjero.