La Biblia dice en el primer libro de los Reyes 12:25-33
25 Entonces reedificó Jeroboam a Siquem en el monte de Efraín, y habitó en ella; y saliendo de allí, reedificó a Penuel. 26 Y dijo Jeroboam en su corazón: Ahora se volverá el reino a la casa de David, 27 si este pueblo subiere a ofrecer sacrificios en la casa de Jehová en Jerusalén; porque el corazón de este pueblo se volverá a su señor Roboam rey de Judá, y me matarán a mí, y se volverán a Roboam rey de Judá. 28 Y habiendo tenido consejo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo: Bastante habéis subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto. 29 Y puso uno en Bet-el, y el otro en Dan. 30 Y esto fue causa de pecado; porque el pueblo iba a adorar delante de uno hasta Dan. 31 Hizo también casas sobre los lugares altos, e hizo sacerdotes de entre el pueblo, que no eran de los hijos de Leví. 32 Entonces instituyó Jeroboam fiesta solemne en el mes octavo, a los quince días del mes, conforme a la fiesta solemne que se celebraba en Judá; y sacrificó sobre un altar. Así hizo en Bet-el, ofreciendo sacrificios a los becerros que había hecho. Ordenó también en Bet-el sacerdotes para los lugares altos que él había fabricado. 33 Sacrificó, pues, sobre el altar que él había hecho en Bet-el, a los quince días del mes octavo, el mes que él había inventado de su propio corazón;e hizo fiesta a los hijos de Israel, y subió al altar para quemar incienso.
Introducción
La historia de Jeroboam, primer rey del reino del norte, llamado Efraín, es en verdad triste porque pudiendo haberse consolidado desde el principio quedó marcada para siempre con la señal de la idolatría, con la impronta de perversidad y desviación que lo caracterirzó desde el principio hasta el final.
Este hombre fue elegido por Dios para gobernar la diez tribus del norte: Efraín, Manasés, Zabulón, Dan, Gad, Aser, Neftalí, Rubén, Simeón e Isacar. Dios le envió un profeta para declararle verbal y visiblemente que Dios había determinado dividir a su pueblo y a él lo selección para cuidar de una docena de sus tribus.
El relato lo encontramos en 1º Libro de Reyes 11: 29-40 que dice así:
29 Aconteció, pues, en aquel tiempo, que saliendo Jeroboam de Jerusalén, le encontró en el camino el profeta Ahías silonita, y éste estaba cubierto con una capa nueva; y estaban ellos dos solos en el campo. 30 Y tomando Ahías la capa nueva que tenía sobre sí, la rompió en doce pedazos, 31 y dijo a Jeroboam: Toma para ti los diez pedazos; porque así dijo Jehová Dios de Israel: He aquí que yo rompo el reino de la mano de Salomón, y a ti te daré diez tribus; 32 y él tendrá una tribu por amor a David mi siervo, y por amor a Jerusalén, ciudad que yo he elegido de todas las tribus de Israel; 33 por cuanto me han dejado, y han adorado a Astoret diosa de los sidonios, a Quemos dios de Moab, y a Moloc dios de los hijos de Amón; y no han andado en mis caminos para hacer lo recto delante de mis ojos, y mis estatutos y mis decretos, como hizo David su padre. 34 Pero no quitaré nada del reino de sus manos, sino que lo retendré por rey todos los días de su vida, por amor a David mi siervo, al cual yo elegí, y quien guardó mis mandamientos y mis estatutos. 35 Pero quitaré el reino de la mano de su hijo, y lo daré a ti, las diez tribus. 36 Y a su hijo daré una tribu, para que mi siervo David tenga lámpara todos los días delante de mí en Jerusalén, ciudad que yo me elegí para poner en ella mi nombre. 37 Yo, pues, te tomaré a ti, y tú reinarás en todas las cosas que deseare tu alma, y serás rey sobre Israel. 38 Y si prestares oído a todas las cosas que te mandare, y anduvieres en mis caminos, e hicieres lo recto delante de mis ojos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como hizo David mi siervo, yo estaré contigo y te edificaré casa firme, como la edifiqué a David, y yo te entregaré a Israel. 39 Y yo afligiré a la descendencia de David a causa de esto, mas no para siempre. 40 Por esto Salomón procuró matar a Jeroboam, pero Jeroboam se levantó y huyó a Egipto, a Sisac rey de Egipto, y estuvo en Egipto hasta la muerte de Salomón.
Dios lo escogió a Jeroboam porque Salomón fue castigado con la división del reino por su idolatría, pero tristemente repitió las mismas desviaciones que el monarca porque tuvo miedo de perder lo que Dios le dio y llevó al reino de norte a la idolatría, nacida de su desesperado corazón.
Pero no solo tuvo miedo de perder el poder, en realidad lo que hizo Jeroboam fue suplantar la verdad divina por el miedo de perder el poder y también la vida. Fue siempre un hombre temeroso que cuando Salomón lo persiguió huyó a Egipto y cuando supuso que lo matarían si adoraban en Jerusalén reaccionó diseñando dos becerros de oro.
Su historia es la triste historio de un hombre al que Dios escogió por su inteligencia y capacidad, pero que su debilidad y miedos terminaron convirtiéndolo en una caricatura peor que Salomón.
Jeroboam: cuando el miedo suplanta la verdad
A. Con ideas y consejos equivocados
B. Con idolatría repugnante
C. Con celebraciones fuera de la voluntad de Dios
Las grandes pugnas entre las tribus del norte con las de Benjamín y en particular de Judá, en el sur, existieron desde el tiempo de los jueces. Explotaron o hicieron crisis cuando Roboam, hijo de Salomón, quien le sucedió en el trono, en lugar de relajar los tributos que su padre había establecido, les dijo a sus gobernados que sería todavía más exigente.
Esa fue la gota que derramó el vaso y entonces el reino se dividió, bajo la supervisión divina que tomó control del suceso y eligió a Jeroboam como el gobernante del reino del norte y le hizo saber esa determinación a través de un profeta llamado Ahías, pero las palabras del profeta las echó en saco roto porque diseñó dos becerros de oro.
A. Con ideas y consejos equivocados
Jeroboam hizo un racionamiento meramente humano que nació de su corazón y su mente. Si los judíos que ya habían decidido separarse del reino del sur, regresaban a adorar a Jerusalén muy probablemente tendrían la tentación de reconocer a Roboam como su rey y entonces él estaría en gran peligro.
Es evidente que no creyó las palabras que le dijo Ahías. Ahías le había dicho que Dios le había entregado el reino del norte a él. Se lo hizo de manera gráfica. Cortó en doce partes su capa nueva y diez de ellas se las dio precisamente a Jeroboam. Fue una profecía muy gráfica y muy puntual. Pero Jeroboam no la creyó.
Y no la creyó porque en lugar de poner en sus pensamientos esa revelación que le dijo el vidente de Dios, él se puso a pensar en lo que ocurriría si los judíos seguían llevando sus ofrendas a la capital del Israel. Bajo esa idea, planeó algo para que eso no ocurriera porque tenía miedo de morir.
Sin embargo, antes de llegar a poner en marcha su plan, dice nuestro texto que tomó consejo. No sabemos de quien o quienes. Muy probablemente de sus amigos y conocidos, pero no de un varón de Dios porque su proyecto era a todas luces una aberración, profanación y perversión.
Con su miedo escuchó más a su corazón y a sus amigos. Con ello sintió que tenía luz verde para hacer lo que su necio corazón le llevó a hacer. Es obvio que desde un principio este hombre no tuvo temor de Dios. Con tal de preservar su poder y su vida suplantó la verdad por el miedo que tenía.
B. Con idolatría repugnante
Lo que hizo Jeroboam fue deplorable y perverso. Diseñó dos becerros de oro. Influenciado tal vez por lo ocurrido en el desierto en inmediaciones del Sinaí, cuando Aarón diseñó uno semejante y fue reprendido duramente por Moisés, pero el hizo dos para colocarlos en Betel y Dan. Esos dos son los puntos extremos de sur a norte del reino de Efraín.
Dios detesta la idolatría, pero Jeroboam llevó a su propio pueblo a este lamentable pecado y no conforme con tener esas dos abominables representaciones del Creador estableció en los lugares altos del reino de norte espacios para que los hebreos invocarán deidades cananitas que Dios tanto reprobaba.
Pero el monarca fue todavía más allá al tomar de entre las personas sacerdotes para ofrecer los sacrificios tanto en Betel como en Dan y en los lugares altos, violando flagrantemente el orden sacerdotal que Dios instituyó a través de Aarón y sus descendientes en una triste manifestación de que no le importaba en lo más mínimo la adoración a Dios.
Lo que el rey de Efraín hizo fue suplantar la verdad de Dios con ideas y acciones idólatras que en el colmo de su oscuro corazón presentó a su pueblo diciendo: “Bastante habéis subido a Jerusalén. He aquí tus dioses, oh Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto.” Que gran tragedia para esa nación.
C. Con celebraciones fuera de la voluntad de Dios
Además de crear dos centros de adoración con un becerro de oro cada uno, Jeroboam, diseñó las fiestas que debían de celebrarse y escogió el octavo mes, fecha en la que se festeja Sucot o fiesta de los tabernáculos o tiendas que recuerdan el trayecto de los judíos de Egipto a la tierra prometida a través del desierto.
El libro de los reyes es muy claro al decir que este hombre había inventado todo esto de su corazón. Nada de lo que estableció fue tomado de la Torá hebrea sino de su entenebrecido corazón, en una clara muestra de hasta donde se puede llegar cuando se olvida uno de Dios y de las promesas que él ha hecho.
El rey de Efraín no tenía que hacer eso. Dios le había dicho que el reino sería suyo y de comportarse de la manera más adecuada, entonces, le daría hasta las dos tribus restantes, pero él no lo creyó. Por el contrario, se aferró a sus ideas y pensamientos y creo una falsa adoración.
El miedo de perder su reino y el temor de perder la vida, lo llevó a una de las peores experiencias del pueblo de Israel.