La Biblia dice en Amós 6:12
“¿Pueden los caballos trepar por las peñas? ¿Acaso se puede arar en el mar? ¡Pues ustedes han convertido la justicia en veneno y el fruto de la justicia en amargura!”
Dios dotó al pueblo hebreo con un cuerpo legistivo para regular las relaciones jurídicas que nacen de la convivencia entre hombres y mujeres. Los estudiantes de Derecho necesariamente se tienen que acercar a las leyes más antiguas y entre ellas sobre salen el Código de Hamurabi y por supuesto las leyes judías.
Ninguna otra nación gozo de tan valioso instrumento como ellos. En la ley mosaica encontramos por ejemplo referencias del derechos que luego abrazaron todas las naciones por ejemplo la reparación del daño, que es la base del sentido de proporcionalidad entre una falta y su correspondiente sanción.
Y así encontramos muchas leyes de carácter civil, mercantil, penal y familiar que se convirtieron con el tiempo en el punto de partida para las leyes modernas que hoy tenemos en todos los ordenes en todo el mundo que se han mezclado con propuestas de otros culturas como la romana que también forma parte del origen de leyes en todo el mundo.
La tragedia del pueblo de Israel en tiempos de los profetas fue que a pesar de tener todas las leyes para convivir pacíficamente entre ellos, las desoyeron y francamente las olvidaron y vivieron como si no existieran y sucedió lo que sucede a un pueblo, una nación o un país cuando no se respeta la ley: aumenta la impunidad.
Y con el aumento de la impunidad se vienen toda clase de males: despojos, hurtos, robos con violencia, gobiernos represores, intolerancia con el que piensa distinto, lo que lleva a una decandencia moral que termina por devorar a todos, gobierno y gobernados, en síntesis la destrucción de todo un pueblo.
Fue tan increíble lo que hizo Israel con sus leyes o con las leyes que Dios les había dado que el profeta utiliza dos metáforas para señalar lo desvariado que estaba sucediendo en sus tiempos: los caballos no pueden trepar nunca por las peñas y sobre el mar es imposible arar para obtener productos.
Los judíos convirtieron la justicia en veneno y los frutos de esa justicia en amargura, una manera poética de decir que la aspiración de dar a cada persona lo que merece, se convirtió una experiencia desgastante porque se premiaba al malvado o victimario y se castigaba a la víctima.
La justicia fue así un ideal pervertido, un anhelo perdido y una esperanza que nunca llegó a la vida de quienes clamaban diariamente por ella.